Blas Jesús Muñoz. El Martes Santo de 2015 ya es historia. Y a esa historia viva de las cofradías ya pertenece, por méritos propios, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de la Salud. Una formación musical que, cada año, ve crecer su calidad a base de tesón y un esfuerzo que recompensa a quienes, al paso del crucificado de la Agonía, tenemos la suerte de disfrutarlo.
Sones que avanzan y transportan los sentidos y la memoria y hacen crecer al Martes Santo en su dimensión musical que, todo sea dicho, también es parte del patrimonio inmaterial de nuestras cofradías y, en concreto, el de la corporación del Barrio del Naranjo.
La jornada nos dejó un legado de sensaciones que dejan en la piel del cofrade ilusión y nostalgia porque todo pasa rápido. Deja chicotás eternas de las que dejan poso y la música, la de las Cornetas de la Salud, resuena en la memoria como una señal certera de que lo vivido y sentido será imposible de olvidar.
En esta época de efervescencia sobre el pentagrama que nos ha tocado en suerte, la banda de la Salud es un ejemplo estimulante y necesario acerca de cómo se deben hacer las cosas. Gran formación y próspero el futuro que se les aventura.
Recordatorio Enfoque: Mejor que hubiera habido huelga de basuras
