Se van sucediendo las reuniones, las quedadas, las entrevistas..., sin embargo, una servidora no saca nada en claro y al final echa humo por las orejas y no precisamente de pensar, es más bien de enojo. Cada día veo que nos parecemos menos a aquélla que tomamos como maestra y de la que sólo hacemos una mala copia. Pero es que tampoco seguimos nuestra línea.
Se llevan a cabo reuniones sin ser preparadas. Se intenta, sin conseguir, seguir una línea que se perdió hace tiempo. Se coge a monigotes, le concedes un título sin valor y resulta que sólo es para que el amado, el querido, tenga su protagonismo sin que se note demasiado y sin querer desvelar la identidad. Será para que no se queme.
Se piden voluntarios o se ofrecen lugares de privilegio pero, ¡cuidado señores!, que lleva veneno. Hoy te acepto, mañana te tiro como una colilla. Y digo bien tirar, porque todo el que sale, lo hace más quemado que la moto de un hippie.
En fin..., cosas impensables para mí en esta Córdoba que parece que avanza como los cangrejos, para atrás.
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Nunca dejemos de llorar