Blas Jesús Muñoz. Hasta once capataces han dejado de
ostentar el cargo en 2015. Por motivos de índole diversa (dimisiones,
destituciones o cambios de junta de gobierno), la composición de los
responsables del llamador de ocho cofradías han ido sufriendo una
metamorfosis que tendrá su eco en 2016.
El año que está a punto de finalizar comenzó con la
dimisión de Javier Romero como capataz de las Penas de Santiago
(recientemente nombrado titular de la cuadrilla de Nuestro Padre Jesús
del Silencio) y el anuncio de Francisco Barrera del fin de su ciclo como
responsable de la cuadrilla de Nuestra Señora de la Palma.
Manuel Murillo concluía voluntariamente su andadura como
capataz del Resucitado, cerrando una etapa de consolidación de la
cuadrilla de Santa Marina, tras Semana Santa. Toda vez que David Pulido
cerraba con su dimisión, casi una década al frente de los costaleros de
Nuestra Señora de los Dolores, a pocos días de la celebración del Regina
Mater.
En la Hermandad del Amor, concluida la Semana Santa, se
mostraban los primeros síntomas del cambio sustancial que se iba a
producir, en cuanto a titulares del martillo se refiere, en sus tres
pasos. Así a la dimisión del capataz de la Encarnación (Javier Pérez),
se sumaría la no ratificación tanto del capataz del Silencio, Pedro
Buitrago, como la del Cristo del Amor.
Una de las grandes sorpresas que deja 2015 es la
destitución de Rafael Muñoz Cruz como máximo responsable de la cuadrilla
de la Virgen de la Paz y Esperanza, tras una histórica trayectoria
relegando a su padre como capataz de la Paloma de Capuchinos. Toda vez
que la nueva junta de gobierno de las Angustias no ratificada en el
cargo a David Arce, quien a la postre ocuparía la responsabilidad del
martillo de la Concepción, tras la destitución de Manuel Ortega. Una
marcha que también Se producía al frente de la cuadrilla del Señor
Rescatado por parte de Carlos Rojas Moriana.