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jueves, 28 de enero de 2016

La Firma Invitada: Políticos, guerras y chapuzas cofrades


Inicio mi participación en Gente de Paz con el tema de moda en la Córdoba cofrade, y de lo que como cofrade que soy, creo que puedo opinar de una forma “objetivamente subjetiva” con total libertad:

Para empezar diré que estoy de acuerdo en una unión total de las cofradías de la ciudad ante los ataques sufridos por la Iglesia en general por parte de algunos sectores sociales de nuestra ciudad de Córdoba. Esa unidad debía haberse logrado muchos años atrás, porque como miembros de la Iglesia, todos somos hermanos. Mirando un poco más allá, los problemas de una podían ser los problemas de otra en el mañana. Sin embargo y por desgracia, nunca hubo una decisión unánime respecto a los intereses generales de la Semana Santa de Córdoba.

Si bien ese acuerdo fue un acierto, las formas con las que se logró nunca me parecieron las más adecuadas, pues sonaban a arrebato, a pataleta, a entrar en una guerra, en la que las formas y la imagen que en el futuro se proyectaba al exterior y a las mismas instituciones que nos atacaban, nunca se tuvo en cuenta y podía ser la menos favorable para dichos intereses comunes. En fin, de aquellos barros estos lodos, nunca mejor dicho.

Y me explico: en mi opinión lo primero hubiera sido sentar unas bases, bien tomando ese mismo acuerdo pero sin hacerlo público y trabajar en silencio para dar una respuesta contundente y definitiva para no estar día sí y día también saliendo en los medios de comunicación por la falta de entendimiento de los dirigentes cofrades que antes, sí se pusieron de acuerdo.

Olvidémonos de segunda puerta, ¿se necesita para algo? ¿Acaso no está todo lo que hay dentro de los cuatro muros consagrado como templo católico? ¿No es igual de sagrada la basta piedra del suelo del Patio de los Naranjos que el frío mármol del bosque de columnas? Pues bien, montemos un gran altar en el Arco de las Bendiciones, como acertadamente propuso el Jueves Santo y así salvamos todos los impedimentos que tiene nuestra Catedral. Favorezcamos así un recorrido continuo de nuestras Hermandades por el Templo Mayor y olvidemos que deba hacerse un recorrido oficial y otro oficioso como si de una reacción infantil se tratara.

Echémosle un par de narices de verdad y plantemos cara a los políticos que nos dirigen y digamos que somos los cofrades quienes tenemos la sartén por el mango. Si tan rotundo fue el éxito cosechado con las procesiones magnas, traslademos la Carrera Oficial al entorno de la Catedral de forma definitiva adaptándonos a las circunstancias insalvables que tenemos, si es que esa es la voluntad real de los máximos dirigentes cofrades y los de nuestras Cofradías.

Porque tras leer la nota de prensa de la Agrupación de Cofradías tras el acuerdo adoptado por las Hermandades del Lunes Santo, todo me sigue pareciendo un poco (por no decir bastante) chapucero. Es un querer y no poder. O simplemente no quiero pero me veo obligado. "Año excepcional en el que se hacen necesarias tomar medidas excepcionales". ¿Significa esto que lo de bajar todas a la Catedral es algo excepcional? Si se sigue con ello en años futuros, ¿qué alternativas pretenden sacarse de la manga nuestros dirigentes cofrades que no hayan podido ya poner sobre la mesa? Todo esto a menos de dos meses de la tan esperada Semana Mayor y sin saber aún que ocurrirá el Miércoles Santo y el Domingo de Resurrección.

Personalmente, cuando se adoptó el acuerdo por la Asamblea de Hermanos Mayores, ya manifesté que lo más adecuado y la forma más seria de responder sería la del traslado de la Carrera Oficial planteando lo que ha hecho el Jueves Santo. Y yo ni soy más visionario que nadie ni me siento más capacitado para dar una posible solución, para mí entender era algo mucho más sencillo y práctico que lo que los hechos posteriores nos han mostrado.

Pero voy un paso más allá, que dado el modo en que están las cosas, políticamente hablando, no es nada baladí. Este año 2016 debe negociarse un nuevo convenido por parte de la Agrupación de Cofradías con el Ayuntamiento... Y los cofrades hemos intentando responder pero sin que se haya llegado a inmutar el "rival". Me temo que responderá con más fuerza, porque ni veo a unos con capacidad de negociar ni a otros con voluntad de dialogar.

Para terminar con la parte más positiva de todo lo sucedido, quiero mostrar públicamente mi más sincero respeto a la Hermandad de la Piedad de Las Palmeras; la más humilde, la que tiene menos medios humanos y la que presenta el recorrido más largo, acepta las "nuevas reglas del juego" y da una lección al seguir saliendo desde su propio templo y no poner impedimento alguno a ninguna de las propuestas puestas sobre la mesa para el Miércoles Santo. Una grata sorpresa entre tanta decepción.


Eduardo Palomino Diéguez









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