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miércoles, 10 de febrero de 2016

Sendero de Sueños: ¿Dónde estás?


Dice el siempre sabio refranero español "Si quieres conocer a Juanillo, dale un carguillo". Eso me ha pasado a mí y, aunque quería pensar que no era del todo cierto, me han demostrado que el refranero sigue acertando por muy anticuado que le parezca a alguno.

Parece mentira que un hombre que se viste por los pies, con la cabeza amueblada, como pensaba en esa época que eras, se pueda vender por un mísero sillón (ahora que está tan de moda decir eso por la confección del Gobierno), por una mísera vara, por salir en una mísera fotografía y aparecer en los libros de historia que sólo guardarán unos pocos en las estanterías de sus casas como recuerdo y que tiene más valor sentimental que otra cosa.

Parece mentira, que rodeado de las personas que estuviste rodeado en esa época, aquéllas que trabajaban duro sin querer aparecer en ningún lugar, tú sabes muy bien a quienes me refiero, hayas cambiado tanto tu forma de actuar. 

Parece mentira, que en pleno siglo XXI, y vuelvo a tirar del refranero "Dos tetas tiren más que dos carretas", y te dejaras arrastrar en su momento, tragándote todo lo escupido hacia arriba.

Tu forma de "atacar" no era con insultos, sino con documentos, ¿qué te ha pasado? ¿Qué pasa por tu cabeza para llegar a eso? ¿Tanto ha cambiado tu forma de entender todo esto? ¿Te tengo que recordar tus palabras, aquel Martes de Pasión, en un bar de los jardines, por una injusticia no con nosotras, si no contra un costalero de la Hermandad, por parte de esa persona que hoy defiendes a capa y espada?

Nada queda de aquel grupo de amigos que aquella mañana de cruces quedaron para reponer fuerzas para afrontar un turno de cruz de mayo (después de haber estado en el de la noche anterior) en el Cañadú, pues a quien hoy le das abrazos, besos y palmaditas en la espalda, sólo aparecían, si lo hacían, para disfrutar de nuestra fiesta popular, mientras otros, trabajaban a destajo, eso sí, disfrutando y sin pesarle.

Parece mentira que hayas cambiado tanto, que hoy te ciegue algo que no logro comprender. Y no lo hago, chaval, porque desde mi más tierna infancia me he rodeado de gente sana, que buscaban la unidad... pero claro cada uno es dueño de elegir el árbol al que se arrima... ¿o no?.

Raquel Medina










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