Lo hicieron la semana pasada Ramón Espinar (Podemos) o Pedro Sánchez (PSOE). Seguramente muchos políticos progresistas, o así se califican ellos mismos, repitieron el llamativo gesto de los antes mencionados, que aprovecharon sus respectivas cuentas en redes sociales para desear un buen ramadán a todos los profesantes de la fe de Mahoma. No se puede negar que tales manifestaciones no dejan de ser llamativas en políticos que abiertamente defienden un estado laico... o eso dicen ellos.
¡Qué envidia me dan los fieles islamistas! A ellos sí que nadie se atreve a ponerles trabas para expresar su fe abiertamente. Pueden vivir bien tranquilos sabiéndose respetados por nuestros partidos de izquierdas y por los grupos juveniles afines a estos. Nunca osarán Rita Maestre y sus colegas entrar en ropa interior en una mezquita a gritar sus proclamas incendiarias faltándoles al respeto mostrando abiertamente su intolerancia y nula educación contra los que no piensan como ella y los suyos.
Es una pena. Los peores enemigos de la sociedad cristiana en la que, creyentes o no, hemos nacido y nos hemos formado como personas es la que engendra a sus principales perseguidores. ¿Será que la religión islámica es superior y ha logrado experimentar un desarrollo intelectual, cultural, social y económico mejor en las regiones donde es mayoritaria? ¿Allá donde el Islam es religión mayoritaria florecen sociedades más libres y equitativas, más avanzadas? Pues oigan, no sabría yo a ustedes qué decirles... a lo mejor me he equivocado de religión y la buena es la islámica, aunque de fondo unos y otros alabemos a un mismo Dios (aunque muchos políticos laicistas no lo sepan). Bueno, seguiré meditando sobre el tema, a ver a qué conclusión llego, aunque de momento nadie me baja del burro y me mantengo en pensar en que nuestros políticos cuando hablan de estado laico quieren decir, en verdad, anticristiano. Solamente cambiaré de opinión si los dos políticos que han abierto el Candelabro nos desean en 2017, sinceramente, un feliz Domingo de Ramos a todos los capillitas.
Marcos Fernán Caballero
Foto Antonio Poyato
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