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lunes, 13 de junio de 2016

Enfoque: El desmentido de los acuerdos musicales


Blas J. Muñoz. El tiempo, el mismo que coloca cada cosa en cada sitio, no da ni quita razones, solo las expone y cada cual saca sus conclusiones. Y algo así ha sucedido con el traído y llevado asunto de la banda que acompañará en 2017 al Cristo de la Penas el Domingo de Ramos. Habrá quien siga negando la evidencia de que fue en febrero cuando, ante la posibilidad que ahora es realidad, se expuso un probable cambio de bandas en Santiago. De hecho, habrá quien espere esa frase que rezaba en las redes sociales: "para qué creer en medios días, cuando hay días enteros".

La cuestión es sencilla, al final del día resultó que el rumor cobró fuerza y la posibilidad era tan real como que después de "usar" el nombre de una formación para ganar unas elecciones (acto que es legítimo si tus hermanos te dan la confianza, aunque no te votaran todos -es más hubo votos en contra-, siendo el único candidato), la formación solo tocó un año y un solitario Domingo de Ramos debió bastar para cambiar. Todo ello sin olvidar que en ese lapso de tiempo hubo tres conciertos y para los tres se contó con un denominador común, por lo que no hacía falta ser un sabio para darse cuenta de lo que estaba pasando.

Sin embargo, se negó la evidencia. El culpable es el mensajero, el mismo que se hace eco de la información, la contrasta, la escribe en condicional, omitiendo por prudencia que hasta algún miembro de la junta de gobierno de turno la reconoce en determinados contextos. El malo, el Also-Starring de las pelis de los ochenta, siempre es el mismo al que le da por ver un hálito de Florentino Pérez en el hecho de observar cómo para concurrir a unas elecciones hay que firmar preacuerdos con bandas.

Cuatro meses han bastado -entre coplas y cantares, que decía el otro- para comprobar que la información era verídica. Se va una gran agrupación y llega otra por descubrir. La historia no tiene más, el trasfondo búsquenlo en las maneras, las que tanto se cuidan en una procesión claustral y tanto se descuidan en otros campos. Esta vez, al menos, no hubo precontrato para no recordar tanto a los transfers de la FIFA, ya es algo.





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