“De trama simple”. Estas palabras pueden encerrar muchos significados y también puede indicar un camino a seguir. La trama simple, no es sólo el tejido con el que se confeccionan costales, es el nombre del espacio en el que vengo escribiendo opiniones desde hace casi un año. El significado de trama, es tan amplio, que me parecía idóneo, por entenderlo como un juego de palabras y significados que engloban en su conjunto el complejo y a la vez básico mundo de las cofradías y su entorno. La simple definición de trama; conjunto de hilos paralelos en un tejido, transversales a la urdimbre o pauta caligráfica que facilita y delimita la escritura, se complica cuando hablamos en términos literarios, ya que entonces trama pasa a definirse como argumento de una obra bien literaria, de teatro o de película.
En el mundo de las telecomunicaciones y la informática, cuando hablamos de trama nos referimos a un paquete de datos y para rizar el rizo, trama también puede referirse a un complot, conspiración o confabulación por la que se intenta perjudicar a alguien. ¿Quién no encuentra parecido y similitud a estas definiciones en nuestro entorno real? Y es que las cofradías, encierran en sí mismas todas las virtudes y miserias del ser humano. Son capaces de generar ese punto pasional que roza el fanatismo y que no puede ser asumido por la inteligencia humana, ni mucho menos tratado con mesura.
Hablar u opinar de cofradías puede ser equiparable a hablar de los tres temas estrellas a la hora de generar conflictos o división entre contertulios. También es motivo de unión y confraternización, eso no lo podemos discutir, pero lo está muy claro, es que hay temas que desatan pasiones que a veces rozan lo irracional. Política, fútbol y religión y dentro de esta, las cofradías, son un claro ejemplo de este frenesí desbordado que supera a algunos y que nos lleva al extremo de la descalificación, el insulto y la intolerancia, olvidando los valores que deberían primar muy por encima de todo y de todos, principalmente el RESPETO. Es curioso ver como cuando lo que se traslada son valores positivos para la humanidad, lo que realmente ocurre es una transformación de estos y consiguen arrancar del ser humano las miserias más extremas de cada uno.
La política debería ser la rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva buscando un orden que facilite el bien común, y sin embargo en ella reina la descalificación, el ansia de poder, fama y el del enriquecimiento. El deporte definido en la carta europea como “actividades físicas que mediante una participación organizada o no, tienen como objetivo la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competición de todos los niveles” se convierte en un campo de intolerancia, discriminación, agresividad, mas por el espectador que por el que lo practica, dicho sea de paso y la religión es un sistema cultural de comportamientos y prácticas, éticas y de organización social que relaciona la humanidad a una categoría existencial y sin embargo en los últimos años los extremismos nos están llevando a la violencia en el nombre de un Dios.
No hay que ir muy lejos para darnos cuenta de que de un tiempo a esta parte la radicalización en estas parcelas nos está llevando a comportamientos contrarios a los deseados, situaciones absolutamente aberrante, sin justificación, carente de toda lógica y nos llevan a leer gracias a las nuevas tecnologías descalificaciones inapropiadas por no ser participes de unas mismas señas de identidad, es decir, por ser distintas en e ideologías políticas, religiosas o ser seguidor de un equipo de fútbol determinado, no dejemos que la intolerancia nos llene nuestras vidas y mucho menos cuando hablamos de cofradías.