Blas J. Muñoz. De camino al trabajo la mañana dejaba en su crónica de sucesos el acontecimiento luctuoso de dos ahogados en una playa de San Fernando. Con la investigación aun abierta, horas más tarde, de vuelta a casa las redes ponían la conciencia de que uno de los fallecidos era Javier Moreno Ortiz (el otro tristemente desaparecido, Paco Tamayo), fotógrafo de Isla Pasión, un querido portal de información cofrade que queda huérfano.
Repasé durante unos minutos, instantáneas, condolencias y más fotografías que hacen más incomprensible la pérdida repentina y voraz de un adiós prematuro. Sus fotos ya son legado, pero ya no habrá más futuro. Y no pude evitar pensar e los compañeros con los que camino cada día y que son parte indispensable de esta ventura de contaruna visión de las cofradías tan personal y subjetiva, como lo somos sin miedo al mañana.
Podríamos ser cualquiera; podría ser mañana o ahora mismo; podría ser la vejez en que recordásemos aquel artículo de aquella banda que se forjó enCórdoba o una subida al Santuario de la Virgen de la Sierra que fue como un camino iniciático a través de un prisma regalado para reconfortar el ánimo en una mañana de domingo.
La pérdida, su vacío opaco, ahora pesa a los compañeros de Isla pasión. En cada imagen estará Javier, en cada renglón de cada noticia dolerá su recuerdo, pero su trabajo es el regalo de una década entregada que nunca desparecerá de los corazones que se encontraron en el camino sagrado de las cofradías que a todos nos une en la esperanza de la salvación eterna. Descanse en Paz.