Hay que ver, mi arma, como los pequeños detallitos pueden terminar influyendo en unas elecciones, y no lo digo tanto por la metedura de pata de quien ha gestionado los medios en la candidatura oficialista de la Paz -me consta que Núñez no ha tenido nada que ver con la falta de respuesta al jefe de esta casa- sino por el error de trazo grueso de poner de patitas en la calle de determinada manera al capataz de la casa con la coronación a la vuelta de la esquina. ¿Que la junta tiene toda la potestad de cambiar al capataz? Sólo faltaría, pero a veces no es el fondo sino la forma lo que influye y en ese caso las formas fueron “manifiestamente mejorables”. Al final las elecciones han sido más un plebiscito sobre la destitución, que una confrontación de proyectos, que dicho sea de paso, se parecen como dos gotas de agua. ¡Con lo facilito que hubiera sido hablar de fin de ciclo y esperar a aplicarlo después de la Coronación para evitar que pareciese que alguien pasaba factura…!. ¡Cómo nos gusta complicarnos a los cofrades, mi arma!.
En este mundillo de la información cofrade hay que salir a partirse la cara todos los días del año. Esto es como el toro; da igual lo que hayas hecho ayer. Cada tarde, hay que ponerse en los medios y echar la muleta abajo. Hay quienes soportan la presión y quienes se disuelven como un azucarillo en su propia autocomplacencia. Recibir y festejar premios está muy bien, pero sentarse a observar cómo brillan mientras aquellos que menospreciaste te van comiendo la tostá puede hacer que lo que has luchado por construir, con gran esfuerzo, se te venga abajo en un decir Nazaret. Hay detallitos que cantan demasiado y que coincidan dos entrevistas a un mismo candidato cuando hay elecciones en una hermandad, cuela, pero que en cuatro días, lo hagan dos al mismo director musical, sin que tercie excusa de por medio y que las preguntas de la segunda se parezcan tanto a las de la primera, resulta como poco llamativo. Será que no hay peces en el mar para redundar en casualidades tan casuales.
Hay cosas que no se le ocurren ni al que asó la manteca, mi arma. Lo de la Resurrección no lo entenderé en todos los días de mi vida. ¿Qué necesidad hay de poner la Cruz de Guía en la calle a las cinco de la mañana, caminar en semi-soledad casi hasta la Catedral y tener que aguantar a borrachos, particularmente por la Alameda, importunando a los valientes –muchos de ellos niños- que componen el cortejo?. Con lo bonito que sería salir a la calle a las nueve e ir envuelto en una bulla festejando la Resurrección y, ¿por qué no decirlo?, despidiendo la Semana Santa. Una mañana de fiesta, más justificada que ningún otro día, para toda Sevilla, que se viva y disfrute con toda intensidad. Hay que agradecer a los dirigentes actuales de la hermandad que perseveren en el intento de dotar a la cofradía de un horario normal aunque el intento anterior lo tumbase el Cabildo, en una decisión demencial, democrática pero demencial, que se perpetró hace solo tres años. Hay que salir el Domingo, eso queda fuera de toda duda, ¡pero después de que se levanten las gallinas, mi arma!. A ver si aprendemos esos detallitos de otras ciudades que no todo lo hacemos mejor que nadie a la sombra de la Giralda.
¡Ahí queó!
Costal Hero