Juan Antonio Martínez. La semana ha sido de las que dan para escribir una novela y poner un cuerpo de acólitos de 40 o 50 dalmáticas para que le den alegría a los incensarios y huela en el Ayuntamiento más a hermandades que en la carrera oficial.
Incienso. La Alcalda y su traje morado se merecen el incienso porque fue al pregón, aplaudió y aguantó el tirón. Jugaba a domicilio y en un campo argentino y por una vez hizo lo que tiene que hacer una Alcalda y es representar a todos los cordobeses.
Carbón. A las que llaman algunos feminazis de las antorchas (conste que no me gusta el calificativo) no puede haber periódico digital que las defienda, pero da igual que se vayan al Obispado porque a la del Ayuntamiento no van a ir y allí sí que hay tela por lo que protestar y llevar la antorcha olímpica.