La Luz que siempre brilla en el Edén de Capuchinos
Guillermo Rodríguez. Nada importa la tempestad ni la lejanía cuando Ella extiende su mano de Madre para agarrar con fuerza la del peregrino que se acerca ante el altar de su mirada, buscando el consuelo que el alma precisa en los instantes de duda, de miseria y de tribulación.
Ella devolvió la Paz a este mundo cuando la lucha fratricida inundaba con su manto de muerte y destrucción cada rincón de nuestras desdichas. Y es ahora, al cernirse nuevamente sobre la reconciliación atesorada el fantasma de la venganza, la ira y el resentimiento mas deleznables, cuando vuelve a necesitar de su luz el universo, a requerir la luz de su Paz infinita y su Amor sin condiciones... la Luz que siempre brilla en el Edén de Capuchinos.