Esther Mª Ojeda. Si a lo largo del tiempo los distintos cambios y progresos han ido haciéndose notablemente manifiestos en la riqueza patrimonial de nuestras hermandades, cuánto más llamativos son los casos de aquellas corporaciones que, por avatares del destino, se vieron obligadas a reemplazar a los primitivos titulares en torno a los cuales se constituyeron en un principio.
Aunque hoy en día sea casi imposible imaginar a la Hermandad de la Merced rindiendo culto a unos titulares que no sean los actuales, esta cofradía es un ejemplo perfecto de lo descrito anteriormente. Así pues, la cofradía daba sus primeros pasos con unas imágenes que, aun con las mismas advocaciones que en el presente – Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas y Nuestra Madre y Señora Santa María de la Merced – distaban mucho de las realizadas posteriormente por Francisco Buiza.
Así las cosas, tras la fundación de la hermandad llevada a cabo en el año 1954, la Hermandad de la Merced adoptaba como titular cristífero a una antigua imagen del Señor conocida como “de los hortelanos” que hasta en el pasado había recibido culto en la Iglesia del Convento de Campo Madre de Dios. Según parece, la talla de Nuestro Padre Jesús Humilde había sido cedida por la Diputación provincial para la Parroquia del Buen Pastor y San Antonio de Padua.
Dicha imagen, - la cual aparecía arrodillada, con la mirada puesta en el cielo y los brazos extendidos hacia delante de modo que pudiera sujetar el característico cetro de caña – tan solo tuvo ocasión de salir en procesión entre los años de 1962 y 1964 aunque de forma meramente simbólica. Aun así, Nuestro Padre Jesús Humilde debió interrumpir lo que apenas había comenzado a ser una tradición debido a los problemas que la cofradía encontraba en cuanto al espacio y los mecanismos, lo cual imposibilitó que la antigua talla volviera a recorrer las calles cordobesas.
Ya en el año 1978, dado el estado en el que se encontraba el primitivo titular sumado a la inadecuación que la talla presentaba para formar parte del misterio que la hermandad pretendía incluir, la cofradía de San Antonio de Padua ponía su confianza en las manos del insigne Francisco Buiza para que acometiese la hechura de un nuevo Jesús Humilde que realizaría su primera estación de penitencia en la Semana Santa de 1980, despertando una gran expectación y recibiendo positivas críticas que coincidían en reconocer a la talla del Señor como una de las mejores obras del sevillano.
Aunque durante un tiempo la antigua imagen de Jesús Humilde en la Coronación de Espinas estuvo en posesión de una hermandad de la provincia a la que había sido entregado por el entonces párroco, la corporación del Lunes Santo pudo rescatararla posteriormente para sí, sin duda más por razones sentimentales que por su valor artístico. Tras aquella recuperación con la que la Hermandad de la Merced recuperaba una parte importante de su pasado, la para muchos desconocida talla del Señor pasó a conservarse en las vitrinas de la Sala de Juntas de la cofradía, como icono incuestionable de los orígenes de la popular corporación del Zumbacón.
Foto Alto Guadalquivir