Día de Nazarenos y de Soledades, el fervor popular vivió
ayer su cenit en la provincia en una jornada engalanada por un buen tiempo como
no se había disfrutado en los últimos años. Las tradiciones se perpetuaron en
bendiciones, desfiles de romanos, mujeres de mantilla y multitud de detalles
que hacen peculiar el día central de la Pasión de Cristo en cada municipio.
Lucena
Decir Viernes Santo en Lucena es hablar de Jesús Nazareno,
imagen que concita la devoción de todo un pueblo que le demuestra su cariño al
grito de "viva Nuestro Padre" allá por donde discurre su larguísimo
itinerario. Minutos antes de las seis de la mañana se producía la llamada a
cargo de la Hermandad de Tambores de Lucena, lo que puso sonido a los ríos de
personas que encaminaron sus pasos a la Capilla de Jesús para disfrutar de la
salida del Señor. La oscuridad solo fue rota por el destello de los flashes
fotográficos que intentaban recoger el momento. Tras él cuatro pasos más
realizaron estación de penitencia: la Verónica, María Magdalena, San Juan
Evangelista y el palio del Socorro. Ya en la Plaza Nueva se dispusieron en
paralelo para asistir a una de las tres bendiciones que realiza Jesús Nazareno.
La particularidad de esta Archicofradía es que también realiza estación de
penitencia por la tarde, si bien el recorrido se reduce.
Puente Genil
En la madrugada del Jueves, se vivió uno de los momentos
cumbres de la Semana Santa, con la interpretación por parte del Imperio Romano
de la tradicional diana al Nazareno, una pieza musical de Manuel Medina de
mediados del siglo XIX cuya interpretación congregó a miles de personas en la
plaza del Calvario. La presencia del Terrible, como popularmente se conoce al
patrón de la villa, hizo del Viernes Santo el día grande de la semana. Los pontanenses
disfrutaron de numerosos momentos emotivos, como las reverencias de las figuras
bíblicas, la representación de la sentencia o el paso por el puente de
Miragenil, todo ello aderezado con la vistosidad y colorido que ofreció la
constante presencia del Imperio Romano en las calles.
Montilla
San Agustín abría sus puertas a primera hora de la mañana
para la salida de la Hermandad del Nazareno y la Virgen de los Dolores, la de
mayor devoción de toda la Semana Santa montillana. En el paseo de Cervantes, tenía
lugar la tradicional bendición a los campos y, ya de regreso, ante las puertas
del templo agustino, se producía el momento más esperado: la bendición a los
vecinos. La tarde también se vivió con intensidad con dos procesiones: la del
Descendimiento, con un espectacular misterio, y la del Santo Entierro, también
muy querida.
Baena
La procesión del Silencio acaba de encerrarse en la iglesia
de Santa María la Mayor tras hacer su estación de penitencia y los baenenses
caminan desde la Almedina hasta la iglesia de San Francisco, desde donde el
Nazareno iniciará la carrera oficial camino de la muerte. Un año más apareció
puntual, a las seis de la mañana, acompañado por las emocionadas marchas de su
centuria romana. Ya en la noche, las colas blancas ponen el único toque de
color en el entierro de Jesús. En esta procesión, que se caracteriza por su
seriedad y solemnidad, participa la única cuadrilla de judíos arrepentido, los
Enlutados. Nuestra Señora de la Soledad es la encargada de cerrar el cortejo y
su entrada al templo es una bellísima imagen en la que se unen el sonar de los
tambores y la luz de las bengalas de los hermanos.
Cabra
El Viernes Santo comenzó en Cabra de madrugada con las
procesiones del Silencio y de la Humildad y Paciencia. Largas filas de
nazarenos negros con calaveras en sus cubrerrostros enfilaron a medianoche por la
calle Priego, mientras que el sonido de las cadenas en sus tobillos marca el
camino del Señor, un crucificado manierista que despierta la devoción de toda
la collación de Santo Domingo. Antes del alba, la Humildad realizó su recorrido
por las calles de la feligresía para, después, recibir el amanecer en el
centro. Ya por la mañana, y con el regreso de la hermandad del Rocío de Pasión
tras su ausencia del pasado año, tres fueron las cofradías que hicieron
recorrido oficial: el Nazareno y el Mayor Dolor junto a la ya citada
corporación pasionista. La tarde está reservada para la muerte del Señor,
materializada en una línea cronológica perfecta: Descendimiento, Angustias,
Sepulcro y Dolores. Sin embargo, la narrativa de la jornada quedó sin prólogo
puesto que la última corporación en incorporarse a la Semana Santa, el
Descendimiento, no pudo realizar estación de penitencia debido a los problemas
internos que atraviesa.
Palma del Río
La hermandad del Santo Sepulcro, que partió de San Francisco
a las 19:00, volvió a deslumbrar por la solemnidad de sus pasos, a los que
acompañaron las mujeres de mantilla y una representación de cada hermandad
palmeña. La Virgen de los Dolores estrenó puñal y el paso del Cristo yacente,
un quinteto de metales. Especialmente emotiva resultó la salida de la cofradía
por la cantidad de gente que esperaba y el discurrir por las estrechas calles
de Muñoz y de Cuerpo de Cristo.
Pozoblanco
La madrugada de Pozoblanco se rompió como cada año con la
voz de Poncio Pilatos en la plaza de Santa Catalina. Tras este tradicional
acto, comienza pla rimera procesión del Viernes Santo pozoalbense,en la que
desfila la imagen de Jesús Nazareno. Por la tarde, la ciudad vallesana asiste a
la estación de penitencia del Santo Entierro y, por último, se encuentra con la
Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad.
Peñarroya-Pueblonuevo
El Viernes Santo comenzaba con el vía crucis del Cristo en
la Cruz desde la parroquia de Santa Bárbara. Ya por la tarde, del Salvador
partió el Santísimo Cristo en su Santo Sepulcro y María Santísima de los
Dolores, mientras que a las 22:00 salía de la parroquia de Santa Bárbara la
segunda procesión que en el municipio conmemora la despedida de Cristo.
Montoro
Después de una madrugada intensa vivida junto al Rey de
Montoro, el inicio de la tarde del Viernes Santo se inicia con un esplendoroso
desfile desde el Ayuntamiento hasta la iglesia de San Sebastián integrado por
el Imperio Romano, la banda de música Juan Mohedo, autoridades civiles y
eclesiásticas, estandartes e insignias de las cofradías y su varas
correspondientes. Seguidamente, el Cristo de la Misericordia, el de los
Estudiantes, aparece por el arco de la iglesia de San Sebastián iniciando un
cortejo al que le seguirá Nuestra Señora de las Angustias. La Cofradía
Sacramental del Santo Entierro y la Soledad cierra los desfiles del día grande
de la Pasión.