El Domingo de Ramos que tanto habíamos soñado se hizo realidad ayer para satisfacción de todos los que habitamos las esquinas anhelantes de incienso y azahar, de chicotá y cera, de caminar nazareno... y de la mirada de María Santísima entre los cirios de la candelería para alimentar nuestras almas.
Ha llegado la Semana Santa en todo su esplendor, la semana más hermosa... no dejemos que se escape ningún detalle.
Recordatorio El Domingo de Ramos ensoñado