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miércoles, 23 de marzo de 2016

Lo que nunca me perdería: Miércoles Santo


José Barea. Miércoles Santo, ya superamos el ecuador de la Semana Santa en este humilde recorrido en forma dialéctica. Debo reconocerles que me comencé a enamorar de la Córdoba cofrade gracias a la Hermandad de la Paz, así que se imaginarán que su presencia en este texto atiende al humilde sentimiento de este que les escribe, que desea con todas sus ganas reencontrarse con el portentoso misterio de la Humildad y cruzar su mirada con la de la Blanca Paloma de Capuchinos por primera vez. Nos debemos una mirada, como ya dije en otra ocasión...

El caminar. Si han leído la introducción, este apartado está claro. Decir que me enamoré del andar de Humildad y Paciencia se me antoja hasta corto. Es probable que no sea capaz de encontrar un misterio con cambios mejor medidos que el del galeón de Capuchinos. Lo mismo sucede con la Paz y Esperanza, elegante, dulce pero sin perder la alegría de su advocación. Sin duda no podría despegar mi ser de Córdoba sin disfrutar opulentamente de la Hermandad de la Paz en la calle.

La música. A poco que me conozcan sabrán que en el apartado musical del Miércoles Santo no podía dejar de nombrar a una de las bandas a la que profeso más cariño. No me perdería por nada del mundo el estreno de los Sayones de Pozoblanco en la capital, tras el paso de las Palmeras. En 2016 se hará justicia con una de las formaciones musicales más destacadas de la provincia. Buscaría el punto del recorrido en el que sonara Vela por mis Sueños para disfrutarlo ampliamente. Por otra parte, sería injusto olvidarme de una de las agrupaciones musicales con la que más he podido disfrutar, aunque sea a través de vídeos. Se trata de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva. No les voy a engañar, preferiría haberles escuchado tras el misterio de la Humildad, tal y como sucedía algunos años atrás, pero ha de ser igualmente digno de presenciar su acompañamiento al nazareno de Pasión, derrochando arte y elegancia en una conjunción magnífica.

El detalle. No dejaría de deleitarme con los dos pasos de la Hermandad de la Misericordia. Un crucificado portentoso sobre un paso magnífico, unido a un palio elegantísimo, convierten a esta Cofradía en una de las que no dejaría escapar en Semana Santa.


Pero... querido amigo, el Miércoles Santo es sin duda uno de los días más importantes de la Semana Santa linense. Se me antoja casi imposible concebir un Miércoles Santo lejos de mi tierra. Tres Cofradías de barrio, Oración, Medinaceli y Abandono, a las que tengo especial cariño, cada una por un motivo distinto, con las que disfruto enormemente por las calles de la ciudad. Humildemente, les invito a pisar mi tierra en un día como este, a buen seguro quedarían cautivados de mi Semana Santa.







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