Blas J. Muñoz. Cae la tarde del Jueves Santo y, por la Ribera, las trompetas anuncian que ha llegado el momento. Se acerca el Cristo de Gracia a la Puerta del Puente y la conjunción de cuadrilla, Imagen Sagrada y su ciudad monumental firman una de esas estampas que trascienden al tiempo. Ya no es Jueves Santo, sino algo mucho mayor.
Desde el Triunfo a Torrijos, la chicotá eterna de la urbe y
su fe se hace corta. Y el Cristo avanza hacia su destino de miles de
lunas, de Catedral abierta al mundo y un universo inenarrable se abre a
la noche que cae suavemente, cual si fuera el fruto de una historia mil
veces contada, infinitamente soñada. Todo se ha cumplido en Él.
El salmo, la letanía atávico de cientos de generaciones
vuelve a protegerse en el Patio de los Naranjos. Y en la magnífica
reproducción que, a continuación, les ofrecemos se atestiguan los
sueños. Disfruten.