Eva Martín. La mañana amaneció diferente en Jesús Divino Obrero. Había llegado el día que durante meses habían estado soñando los devotos de María Santísima de la Encarnación, el día que ella volvería a reinar en aquel pequeño rincón del paraíso en el que reina desde que la gubia de Luis Álvarez Duarte pariese una de las joyas más hermosas de cuantas atesora el joyero de dolorosas de la ciudad de San Rafael.
La Virgen apareció al pie de la escalinata del altar mayor del templo que quiso el destino convertir en su hogar radiante y maravillosa, como un regalo del cielo. La Eucaristía que la Hermandad del Amor había previsto para celebrar su regreso empezó a las 11:30 en una Parroquia repleta de hermanos y vecinos del Barrio, deseosos de ver volver a "la Vecina mas guapa del barrio".
Una ceremonia que ha sido presidida por el consiliario de la Corporación Antonio Morillo y a la que ha acudido el propio Álvarez Duarte, autor de la imagen y responsable de las labores de restauración a las que ha sido sometida, así como responsables de la Asociación Adevida.
Una sencilla y emotiva ceremonia en la que Ella ha sido protagonista en todo momento y a cuyo término ha estado expuesta a la veneración de los fieles. Una intensa mañana repleta de imágenes para el recuerdo como la conversación que han mantenido al finalizar la Eucaristía el propio Álvarez Duarte, Francisco Vázquez Vacas y Joaquín Santiago Fenoy, rememorando una foto que nos retrotrae más de 35 años.
Hoy Córdoba está de enhorabuena porque la Encarnación ha regresado a casa para volver a iluminar con su luz infinita cada uno de sus rincones.
Hoy Córdoba está de enhorabuena porque la Encarnación ha regresado a casa para volver a iluminar con su luz infinita cada uno de sus rincones.