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lunes, 27 de junio de 2016

Trece cofradías votan en contra de Gómez Sanmiguel


Guillermo Rodríguez. Con la resaca de las elecciones generales, que depararon un resultado más que sorprendente sobre todo para los alegres chicos de la sonrisa, contradiciendo, dicho sea de paso, todas las encuestas habidas y por haber, y con la cabeza del seleccionador español servida en bandeja de plata, cuando hace tan sólo una semana todo el mundo pretendía volver a elevarlo a los altares, afrontaba Francisco Gómez Sanmiguel la cita a la que estaban convocados los hermanos mayores de las hermandades cordobesas, a fin de otorgarle su confianza para los próximos cuatro años, o por contra para censurar su gestión pasada y presente en forma de voto de castigo. Los precedentes permitían presagiar que cualquier cosa era posible, a pesar de que cuando se cerró el plazo de candidaturas con un único aspirante, todo parecía un camino de rosas.

Los últimos movimientos derivados de la fallida asamblea del pasado 30 de septiembre y la creciente indignación experimentada por varios de los máximos responsables de algunas de las hermandades cordobesas, hacían presuponer que si bien no cabía esperar que peligrase la continuidad del presidente al frente del máximo organismo cofrade, si era factible algún toque de atención por parte de algunos de los asistentes a la cita. El resultado de la votación no deja lugar a duda al respecto. Han asistido a la Asamblea 48 hermanos mayores, de los cuales 34 han votado a favor, 13 lo han hecho en contra (más de la cuarta parte) y 1 abstención. Previamente, los hermanos mayores aprobaron por unanimidad las cuentas que cierran el período de ejercicio de la junta de gobierno de la Agrupación.

Gómez Sanmiguel se presentaba a la reelección con un saco de hechos consumados sometidos a diversa evaluación, que al parecer habían sido valorados de manera suficientemente positiva por parte de la Córdoba Cofrade como para no merecer un candidato alternativo, entre los que se relacionaban la organización del Vía Crucis Magno de la Fe y la Magna Mariana Regina Mater, ambas con sus luces y sus sombras, la elección de dos controvertidos pregoneros, la pretensión de trasladar la Carrera Oficial a la Santa Iglesia Catedral, que después de una larga serie de dimes y diretes continúa a día prácticamente en el mismo punto que hace cuatro años y el cuestionamiento público acerca de si debía continuar existiendo la procesión de Nuestra Señora de la Fuensanta Coronada, tal y como la conocemos en la actualidad, producido en la Asamblea del 20 de febrero de 2014 en la que se votaba un punto llamativo: "Informe del presidente sobre la procesión de Nuestra Señora de la Fuensanta, acuerdos a adoptar". Cabe recordar que tras intensos debates se decidió prorrogar la decisión y, tiempo después, seguir adelante con la salida procesional, hecho que contrasta con la reciente pretensión de realizar un nuevo paso para la patrona de las cofradías, en el que se hallan trabajando Emilio León, Antonio Bernal y Francisco Mira y que este mismo 2016 presentará sus primeros estrenos: peana, templete, ocho ángeles y unos querubines.

No obstante, ha sido el "asunto catedral" el que mayor controversia ha generado en las últimas semanas y que, tal y como titularía un conocido periodista de la ciudad de San Rafael, ha calentado el ambiente a las puertas de la asamblea de este lunes. Con algunos hermanos mayores abiertamente enojados ante lo que consideran una dejación de funciones por parte del máximo organismo cofrade, que en palabras de algunos de ellos "debe estar para elaborar una propuesta y presentarla a la asamblea y no para limitarse a hacer lo que dicten los hermanos mayores". La última pretensión de que la hipotética carrera oficial se limite a atravesar el Patio de los Naranjos sin que se acceda al interior de las naves catedralicias, dando al traste con años de tradición por parte de buena parte de cofradías cordobesas que hacen estación de penitencia en el interior del primer templo de la diócesis, han encendido los ánimos en más de una casa de hermandad hasta el punto de que existía gran interés por comprobar si la advertencia velada de que podría producirse cierto voto de castigo se materializaría de algún modo.

Aún así, parece que la sangre no ha llegado al río, por el bien de la institución y por la inexistencia de una alternativa que más de uno a estas alturas se pregunta si no hubiese sido necesaria y en base al resultado obtenido, Francisco Gómez Sanmiguel continuará al frente de la hermandades cordobesas cuatro años más, con varios desafíos con los que lidiar, entre los que destacan por encima del resto, el presunto traslado de la Carrera Oficial que, de no ser encauzado adecuadamente, podría pasar de ser el mayor éxito de un presidente de la Agrupación a convertirse en el mayor de los fracasos y la necesidad de perseverar en el sendero emprendido de exigencia de respeto de las instituciones públicas hacia el universo cofrade que en los últimos tiempos ha quedado en entredicho. 

El presidente tiene por delante un segundo mandato para demostrar que es merecedor de la confianza cosechada y al mismo tiempo para hacer cambiar de opinión a quienes pública o privadamente, vaya usted a saber por qué, han manifestado su rechazo a una gestión que desde el primer día ha estado acompañada de la división de opiniones. El tiempo dictará si los hermanos mayores han acertado.






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