Entonces José de Arimatea tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana
limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca.
Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. Mt 27 59-60
Rachean zapatillas costaleras llevándote en sus hombros. Costales de
penitencia del pecado, por dejarte morir en la cruz del sacrificio, sin detener
el martillo que te clavó en el madero. Bajo tus trabajaderas, la esencia de tu
sabiduría y el cáliz de tu mensaje. Tras el faldón, todos hijos tuyos, iguales a
los ojos de Dios.