Muchas veces me pregunto cómo serán las Hermandades del futuro. Me
inquieta lo que veo en la juventud cofrade de hoy en día, futuras juntas de
gobierno. Hace un tiempo decía el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías
de Sevilla que “la Semana Santa se está convirtiendo en una afición sin Dios”.
Y estoy totalmente de acuerdo, especialmente entre los más jóvenes.
Haciendo un
ejercicio de imaginación, veo casas de Hermandad con juntas que se preocupan
solo por sus intereses personales, llenas de hipocresía y que hablan mal de sus
propios compañeros de mesa. Ni que decir tiene lo que dirán de otras
Hermandades. Eso sí, la música cofrade la tienen al día, resuenan por las
paredes de la casa Hermandad los últimos “hits” de las bandas de moda. Y las
cuadrillas de costaleros o cargadores montan cada coreografía en las estaciones
de penitencia… Van a misa por cumplir y escurrir el bulto. Rezar sí, cuando
hace falta porque hay algún problema. Se toman decisiones esperpénticas, todo a
golpe de capricho. Todo por y para el lucimiento (¿personal?). Ya no hay
cofrades, hay capillitas. Se ha olvidado la necesidad imperiosa de ser
cristiano para poder ser cofrade.