Les voy a decir una cosa
–como diría mi admirado Carlos Alsina, no me gusta atribuirme lo que no es mío-, esta ha sido una semana de lo más atípica, casi surrealista en ocasiones.
Una semana condicionada sin lugar
a dudas, al menos en lo que me toca, por la histórica victoria del domingo, una
victoria que debería marcar el devenir de una entidad con varias décadas de
historia en la que habrá que trabajar duro, teniendo siempre presente el dicho de que lo
fácil no es llegar, sino mantenerse. Los vencedores tendrán la responsabilidad
de gestionar el incuestionable éxito cosechado para no morir precisamente de
eso… de éxito. Los expertos siempre dicen que no es sencillo saber perder, pero
que es mucho más complicado saber ganar, con humildad, sin menospreciar al
derrotado y con la altura de miras derivada de la creencia de que cuando se
sube muy rápido se corre el riesgo de bajar a la misma velocidad y que cuanto
más alto se llega, más dura será la caída si no se aprende a vivir en la cima
… y luego ha estado el ascenso de Córdoba, pero este asunto no toca.