...Si no fuera por Ellos, ¡qué perdida estaría nuestra barca en la mar de la tempestad!... si no fuera por Ellos perdería tantas veces el rumbo... son Ellos quienes logran que quiera seguir luchando por mis sueños...
Se apagó el fuego,
la brasa que nos unía
con su revuelo indescriptible,
mágico, de música y verso
brotado de lo más profundo
de ese espíritu prohibido,
que alumbró nuestro destino,
por la ruta de los tiempos.
Y perdió su sentido el sabor
que nos impregnaba,
y cobijaba con su pasión,
a la musa que día a día
había inspirado aquél sueño;
y su sabiduría acabó por dormirse
en un rincón oscuro y olvidado
de nuestros corazones malheridos...
...y todo acabó...
sometidos a la omega del deseo.
Entre la tiniebla de la duda
voló Su Mirada hasta mi
y súbitamente,
como el primer rayo de sol de la aurora,
brilló, poderosa,
y renació el ansia de armonía
que se marchitaba lenta y pausadamente
en lo más recóndito de la costumbre,
sembrando de versos el deseo,
como siempre.
Y su aroma,
enclaustrado entre mis besos
inundó de color y primavera
lo más profundo de mi ser otra vez...
y volvieron a preñarse
mis senderos de ilusiones,
para respirar juntos una vez más.
Y el Amor inundó mi espíritu,
sellando a su cáliz mis labios,
eternizando el instante,
volviendo a soñar.
Guillermo Rodríguez