Amaneció temprano, aún brillaban estrellas. Aún podía sentir las últimas gotas del rocío de la madrugada. Nada importaba madrugar, porque nos esperaba tu mirada. Esa mirada maternal que sólo Tú puedes ofrecer, y qué mejor ofrenda para nosotros recibirlo el Día de las Madres.
Nos amaneció en el camino, y juntas recordamos amaneceres entre pinos y eucaliptos, entre el rocío y ascuas de las candelas. Amaneceres en El Chaparral el 20 de agosto cada 7 años... Hoy, con este nuevo amanecer que nos regalas, vamos de camino hasta tus plantas.
Los kilómetros que separan Córdoba de Almonte eran eternos, pero por fin…¡llegamos a nuestro destino! Encontramos un pueblo que despertó con la noticia de que la Señora estaba en la calle; un pueblo vivo, con hombres con caras de sueño y, es que, la impaciente espera, seguro que no les dejó pegar ojo durante la noche.