Todos, creo que sin dejarnos a nadie, sabemos que la noche del 24 de Diciembre, los cristianos celebramos la noche en que nació Jesús.
Para muchas personas, hasta no creyentes, esta noche tiene también un significado, el familiar, ya que se reúnen con la familia, aunque no tenga más sentido la reunión, que juntar a el mayor número de miembros, y pasar una “buena noche”, o “noche buena”.
Volviendo a nuestro condición, la de cristianos, sabemos que siempre hemos intentado lo que hemos comentado antes en el sentido familiar, intentar pasar esta noche con el mayor número de componentes del foro estrictamente familiar, e incluso, fuera de la familia, como he conocido casos en que se han juntado varias familias, o invitan a alguien que por la razón que sea, no tiene a la familia cerca, o por desgracia, no tiene más familia que la de los amigos que lo acogen como a uno más en su seno.
Recuerdo noches de “Nochebuena” en que íbamos a casa de mis abuelos, con mi tía, mis padres, y este servidor, ya que mis padres, creo que se quedaron a gusto ya conmigo y no necesitaron darme hermano alguno. Estas noches, teníamos como creo, en todas las casas, una mesa con lo mejor que se podía comer, y se contaban anécdotas del año, y las de todos los años. Esas que nos han ocurrido, o reíamos pensando que podrían ocurrir en el futuro.