Iré directo, no deambularé por el sentimiento, ya que el sentimiento en estos días atrás ha sido nuestro único parecer en la vida, y es que el amor, el amor a esta Semana Santa nuestra, la andaluza, nos aviva la llama de vivir como nada lo consigue hacer, al menos, en cuanto a momentos vividos, apartando a las personas que si consiguen hacerlo.
Una Semana Santa, que como dije en artículos pasados, comenzó para mí en Ciudad Real, tras el Nazareno el Domingo de Pasión, el Viernes de Dolores tras Jesús de la Bendición, bendiciendo a un Barrio como es el Polígono Sur sevillano, que tanto de Él necesita.
Sevilla, te sorprende con la claridad con que lo llevan todo, a piñón fijo con sus ideas se podría decir. Ya hay hasta Capataces, o Bandas, que sabrán que no estarán en el mismo lugar que esta Semana Santa, y es que en Sevilla, no se juega al escondite, se va de frente, como deben de ir las personas, y también las instituciones a las que representan.