Se irán buscando el camino verdadero, porque las veredas del camino rociero no son más que una preparación para alcanzar la Verdad, la única Verdad. Las Hermandades se echarán a los caminos, unos durarán nueve días como el de nuestra ciudad, otros tres y algunos, como el de la Hermandad Matriz, sólo una jornada.
Recorrerán parajes hermosos de girasoles y eucaliptos, convivirán mañana, tarde y noche con los hermanos, entre ascuas de candelas y rezos. Pero eso no será nada más que el reflejo de la mano de Dios. Habrá momentos que ericen la piel y hagan brotar una lágrima por las mejillas, o simplemente hagan salir de la garganta la más profunda y contagiosa risa. Ahí, también ahí, se podrá ver el amor de Dios.