El
9 de enero de 2011 mi ilusión y mi sueño por fin se hicieron realidad. Como una
niña pequeña me metía entre los callejones buscando su preciosa mirada, el
movimiento de sus bambalinas... mis ojos soñaban con el momento en el que iría
debajo.
Aquella
mañana, un gran amigo me cogió de la mano y me dijo: ¡este será tu gran día,
hermana! Sentí mucho miedo hasta que me dijeron que era una nueva costalera de
la tercera trabajadera. Salí de esa sala corriendo y me abracé a él.
Cada
ensayo fue con más y más ilusión. Mis hermanas y compañeras de trabajadera me
apoyaron, me enseñaron y me trataron como una hermana de sangre, preocupadas
por los acontecimientos que en mi vida iban pasando: estudios, el paso de gente
que marcó mi vida dejando un gran dolor… siempre les estaré agradecida.
Y
llegó mi primer Domingo de Ramos. El portón se abrió. Su barrio esperaba con
gran expectación… los primeros nazarenos… y Ntro. Padre Jesús del Silencio con
su cuadrilla fantástica de costaleros, que llevan al Señor como si de sus
propios pies se trataran… Salió el
Cristo del Amor bajo el sol de las tres de la tarde del 17 de abril iluminando
su cara y el gentío se sintió bendecido. Entonces nos llamaron para ocupar
nuestros lugares. Me temblaban las piernas; y por fin salió Ella, con todo el
esfuerzo que requiere esa salida.
Toda
la gente aplaudía, su barrio le cantaba, mi vello se erizaba igual que ahora al
escribir estas palabras.
Y
desde entonces yendo a su capilla todo el año, espero como un niño cada seis de
enero, que llegue el Domingo de Ramos. Cada vez tengo más ilusión y cada vez
siento más orgullo de ser sus pies y hasta que el de arriba diga que se
acabaron mis años de juventud, yo seguiré ahí, a ciegas siendo su costalera.
Solo
puedo decir que no hay una experiencia igual para poder describirlo, explicar
la fe que llevas por dentro… ¡Sentir que Cristo vive en mi en cada momento y
que hoy tengo una persona nueva en mi corazón por la que rezar! ¡Que Dios os
bendiga!
Auxi Moreno
Costalera de Ntra. Sra. de la Encarnación