La ciudad de Córdoba vivió el pasado sábado su particular Vía Crucis Magno que se desarrolló por el Año de la Fe y en la que participaron dieciocho pasos procesionales de distintas corporaciones cordobesas.
Mucho público asistente de la capital así como de otras ciudades hermanas andaluzas y de la geografía española se dieron cita en este acontecimiento que pese a una organización dudosa y con algunos puntos negros, se pudo realizar aunque eso sí con más de hora y media de retraso, algo que mermó en disfrute de las distintas corporaciones en la calle, al realizar sus recorridos de regreso más acelerado de lo que en un principio se iban a hacer.
La Hermandad de la Merced fue la primera en poner su paso en la calle, la Coronación de Espinas, desde el barrio del Zumbacon, una tras otras iban poniendo sus pasos en la calle, como Estrella, Reina de los Mártires o Humildad, siendo la del Santo Sepulcro la última en poner su esplendido paso en la calle.
Todas las Hermandades tenían un punto común donde tenían que coincidir que fue la Plaza de la Cruz del Rastro, llegando desde cuatro puntos diferentes, la calle San Fernando, el Puente, la calle Lineros y la calle Deanes, para continuar ya en el orden establecido por el Vía Crucis por la Ronda de Isasa, el Arco del Triunfo, Torrijos y Puerta del Perdón de la Catedral.
Previo al acto del Vía Crucis, con el único paso de palio que participó, el de la Reina de los Mártires, se realizó una ofrenda floral y un acto piadoso, comenzando así un Vía Crucis que no culmino hasta la misa en la Catedral y que concluyó al filo de la media noche.
Las formaciones musicales que acompañaron a los distintos pasos procesionales rayaron a un nivel máximo, interpretando numerosas composiciones musicales y que aguantaron heroicamente el retraso acumulado, esto propicio, que algunas tuvieran que asimilar este retraso en sus llegadas a sus distintas sedes, como por ejemplo la Banda de Cornetas y Tambores "Ntra. Sra. del Rosario" de Cádiz que acompañó al misterio de la Humildad y que entró en su templo a las 6 de la mañana.
El exorno floral de los pasos fue muy variopinto, desde las rosas de color blanco del paso de palio, pasando por montes de flores silvestres, el tradicional clavel rojo o lirio morado, la simulación de las espinas de la corona de Cristo en la Hermandad de la Merced, rosas rojas o blancas, en los misterios.
En el mundo del costal y martillo destacar la presencia de más de un centenar de costaleros hispalenses que viajaron hasta la ciudad de Córdoba para cargar estos pasos así como la presencia de dos capataces sevillanos que fueron invitados por sus homólogos, como son Antonio Villanueva Tirado que estuvo en la Sentencia o Antonio Santiago Muñoz que estuvo en el Santo Sepulcro.