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domingo, 29 de septiembre de 2013

El Mater Dei puede con la lluvia en un día brillante

La fuerza cofrade se impuso a los negros presagios meteorológicos. El Mater Dei, organizado por la Agrupación de Cofradías de Semana Santa con motivo del Año de la Fe, fue un éxito y entró en los anales procesionales de la historia de Málaga. La lluvia no pudo con el trabajo previo ni frustró la ilusión de miles de malagueños y de foráneos, que llenaron la ciudad desde por la mañana hasta la madrugada para disfrutar de un 'Domingo de Ramos' en pleno otoño con ocho tronos de Vírgenes en las calles: Pastora -por la mañana-, y por la tarde Trinidad (Cautivo), Concepción (Huerto), Encarnación (Dolores del Puente), Gracia y Esperanza (Estudiantes), Caridad (Amor), Fe y Consuelo (Monte Calvario) y Reina de los Cielos (Agrupación).

La intensa jornada comenzó en Capuchinos a las 9.30 horas. Tras consultar los últimos partes meteorológicos, la Congregación de la Divina Pastora de las Almas decidió salir a la calle, aunque lo hizo quince minutos tarde respecto al horario previsto inicialmente. En esos momentos, unos negros nubarrones amenazaban con estropear el estreno del trono, dorado y tallado por el alicantino Domingo García para la patrona del deporte malagueño. A pesar del retraso inicial, el cortejo llegó a su hora a la parroquia de Santiago, desde donde, tras el rezo del Ángelus, la imagen de José Montes de Oca presidió el rosario de estandartes de las hermandades de pasión agrupadas. La comitiva se dirigió hasta la plaza del Obispo. Los estandartes se situaron en las escalinatas del atrio de la Catedral, mientras que el trono giró para ponerse de frente a la fachada principal del primer templo de la diócesis.

Con el canto del 'Salve Madre', acabó el acto y la Pastora inició el camino de regreso hacia su barrio, coincidiendo con el cierre de las iglesias y capillas que durante toda la mañana, al igual que sucedió el día anterior, recibieron una gran afluencia de personas para los besamanos de las Vírgenes de las cofradías de pasión, gloria y no agrupadas.

Chaparrón a la Pastora

A la altura de calle Casapalma, un chaparrón, que duró unos diez minutos, sorprendió a la Pastora, lo que obligó a acelerar el paso y a cubrir con un plástico la imagen y el trono. El sobresalto duró poco y el cortejo recuperó la normalidad en la calle Refino, donde se retiraron las protecciones. El encierro se celebró con gran brillantez. En el interior de la iglesia el trono fue levantado a pulso.

Casi a la misma vez, en la casa hermandad de Estudiantes se reunieron los siete hermanos mayores de las cofradías que salían por la tarde junto al presidente de la Agrupación, Eduardo Pastor, y el coordinador del Mater Dei, Rafael López Taza, para valorar la situación con los últimos partes del tiempo. En esos momentos, las sensaciones eran de optimismo. Y se cumplieron. A la hora prevista, sobre las 16.20 horas, la Virgen de Fe y Consuelo se puso en marcha desde el Santuario de la Victoria.

En cascada, las seis imágenes siguientes salieron a unas calles repletas de personas que esperaban ansiosas disfrutar de una jornada que, como el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, definió en declaraciones a este periódico, estuvo marcada por unas vivencias «únicas e irrepetibles».

La ciudad se convirtió en un escenario que recordaba a los días de la Semana Santa. El trasiego de gente por las calles del Centro fue continuo, buscando los mejores lugares para ver los tronos. La animación se fue convirtiendo en efervescencia a medida que las nubes se abrieron y el cielo se despejó. El punto neurálgico lo constituyó el recorrido oficial -donde se instalaron casi 5.000 sillas- por el que discurrieron las siete Vírgenes; comenzó en la calle Larios y continuó por La Bolsa, plaza de Sandoval, Strachan y Molina Lario para confluir en la plaza del Obispo, donde se celebró el acto central de la magna procesión. Un evento al que asistió el prelado de la diócesis, Jesús Catalá, y presidido por Cristo Resucitado en un altar en el atrio de la Catedral, adornado ex profeso. Entre los asistentes estuvieron el alcalde de Málaga; el delegado de la Junta, José Luis Ruiz Espejo; el subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández Mollar, y la vicepresidenta primera de la Diputación, Francisca Caracuel, que fueron recibidos por presidente de la Agrupación.

De los balcones superiores del templo colgó un repostero vertical confeccionado en damasco burdeos, con el emblema de la Catedral -una jarra con azucenas-, pintado en color dorado por Pablo González, el mismo autor del resto de ornamentos pictóricos. A ambos lados se situó otro repostero en posición horizontal. El ubicado a la derecha incluyó el escudo de la diócesis -representa a la Virgen de la Victoria orlada con la leyenda 'Ecclesia Malacitana'-, mientras que el de la izquierda lució la heráldica de la Agrupación de Cofradías. En las escalinatas, donde hubo flores variadas y una alfombra roja, se colocaron los estandartes de las hermandades agrupadas.

La parte musical, en el acto oficial, corrió a cargo del grupo de capilla instrumental renacentista 'Ministriles Hispalensis', dirigido por Arnau Rondón y el grupo vocal-instrumental Maestro Iribarren, dirigido por Antonio del Pino Romero, que comenzaron su actuación con la interpretación del 'Magnificat'.

Tras las palabras de bienvenida del obispo de la diócesis, las Vírgenes fueron pasando delante del altar; el ritual se repitió en las siete: se interpretaron piezas musicales históricas. A continuación se leyeron textos bíblicos; un lector hizo una reflexión, y monseñor Catalá concluyó con una plegaria. Los lectores, por cofradías, fueron, por orden de procesión: Inmaculada Rojas Moreno (Trinidad), María Victoria López Díaz (Concepción), María Lozano López (Encarnación), Antonio Palomo (Gracia y Esperanza), fray Justo Díaz Villarreal (Caridad), Manuel Tello Valverde (Fe y Consuelo) y Gonzalo Otalecu (Reina de los Cielos).

A medida que iban pasando los tronos por delante del altar en el atrio de la Catedral, cada uno se dirigió hacia su casa hermandad o iglesia. La Virgen de Gracia y Esperanza, antes de encerrarse en calle Alcazabilla, fue hasta la avenida de Cervantes para una visita histórica al Rectorado, por primera vez, con motivo del 40º. aniversario de la creación de la Universidad de Málaga (UMA). Fue el colofón a un magno Mater Dei, que se salvó de la lluvia y que ya está en los anales cofrades de la ciudad.






Recordatorio MaterDei





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