Pido de antemano perdón por el título del artículo. Pido perdón porque no todos los que me leen se consideran, seguramente, cristianos “light” y aunque puede parecer un título que generaliza a todos, matizo desde ahora mismo que no es así, que hay cristianos admirables que llevan una vida impresionante, aunque son los más desconocidos.
Pero yo sí me quiero atribuir ese término inglés de “light”, que traducido viene a ser algo así como blando, ligero… Me lo atribuyo porque me gustaría ser más valiente en varios aspectos de mi cristianismo, porque debería ser así.
Se ha aprobado la ley del aborto, esa que permite que las chicas de dieciséis años puedan decidir por sí mismas la interrupción del embarazo, sin el permiso de sus padres, sin consultarles… Si ellas, de verse en ese caso, así lo decidieran pueden abortar libremente.
Han sido varias las movilizaciones que se han llevado a cabo en muchos sitios de España, pidiendo que esta ley no siguiera adelante. Pero siguió. Y tan pronto se aprueba nos damos por vencidos, no seguimos protestando. No nos levantamos en masa para que se sepa que nuestra opinión también debe contar, que tenemos algo que decir. Cuando ocurre nos callamos y no seguimos luchando. Para mí eso es ser cristiano “light”. Es uno de muchos ejemplos, pero es así.
No deberíamos de consentir muchas cosas que pasan y, sin embargo, nos callamos, por miedo, por el qué dirán, por quedar bien, por esa maniática frase que emplean algunos de “yo soy imparcial” cuando es imposible serlo ante determinadas situaciones que nos implican directamente como cristianos y como rocieros.
A lo mejor se nos debe de ir oyendo la voz, se nos tiene que ir conociendo por lo que somos: cristianos.
Y lo digo por mí mismo, porque a veces también se me olvida.
Recordatorio Reflexiones