La cámara de Jesús Martín Cartaya, como tantas veces, captó el momento. Apenas hay crónicas y sus instantáneas en blanco y negro ayudan a poner color a un acontecimento que vivió Triana y del que muchos no podemos tener recuerdos. El barrio era, por una noche, «casi lo que fue no hace tanto tiempo». La magia de la hemeroteca rescata del baúl el día en que la Señá Santa Ana puso punto final a la Velá de 1972 con una procesión por las calles de su barrio con motivo de la culminación de las obras de restauración de la Catedral de Triana.
Contaba este periódico que no se veía tanta gente en una Velá que se celebra a finales del mes de julio, «desde hace muchos años. Desde la caída de la tarde casi no se podía dar un paso por las calles Pureza y Betis ni por los alrededores de la parroquia». Se vivía un «indescriptible fervor popular» y, sobre la medianoche, «entró la procesión en el templo, que hubo de permanecer luego abierto para dar lugar a las visitas del pueblo, que deseaba orar ante la Santa y admirar las bellezas de la iglesia recién restaurada». Precisamente este año se han restaurado el magnífico retablo de Pedro de Campaña y las imágenes de Santa Ana y la Virgen.
En 1916, 1940, 1972 y 2001
Cuatro han sido las veces que la Señá Santa Ana ha recorrido el barrio de Triana durante el último siglo. Pero sólo en 1972 y en 2001 el conjunto escultórico ha puesto el cierre a las fiestas de la Velá. Este último año, 2001, fue con motivo del Tercer Milenio del Nacimiento de Cristo. El 16 de junio de 1916 lo hacía también en la procesión del Corpus de Sevilla y, el 6 de octubre de 1940, por la celebración del I Congreso Mariano Diocesano junto a otras diecinueve imágenes «de Gloria».
Siempre por conmemoraciones o por acción de gracias, pero el barrio de Triana ya añora, en un día como hoy que concluye la Velá, y más después de su restauración, otra procesión de la Señá Santa Ana. Y que allí esté la cámara de Martín Cartaya.