Blas Jesús Muñoz. No. El título no viene a cuenta de aquella franquicia que, hace tiempo, estuvo instalada en una céntrica calle de la ciudad. Viene más bien a colación del sospechoso giro que están tomando las cofradías. Quizá, en busca de convertirse en clubes gastronómicos como los que tanto abundan en el norte del país. Esas reuniones de amigos donde comida y vino son los elementos centrales, indisociables de toda reunión.
Las hermandades, poco a poco, están apostando por la versatilidad. Desde certámenes musicales hasta verbenas veraniegas, cruces, casetas, muestras de dulces o ferias de la tapa cofrade, uno acaba preguntándose dónde están los cultos, pues -en muchas ocasiones- enterarse de eso es más difícil que lo que costó a Pierre-François Bouchard encontrar la piedra Rosetta.
Nunca expondrán los anales de esa feria gastronómica en el Museo Británico, pero puede que alguno piense en qué tapas son invención de los cofrades cuando en Córdoba, tan solo hace dos décadas o menos, no te ponían una tapa, así suplicaras en sumerio-acadio (por si alguno tiene la tentación de cuestionar la opinión sobre la primera de un servidor, que quede claro que tampoco me entusiasmó y nunca he creído que los eventos varios y casuísticos ayuden a la auto financiación, como sí lo hacen casetas o cruces).
Bien está lo que bien acaba. Y los organizadores han calificado el gran evento cofrade del otoño cordobés como un éxito. Cualquiera tiene derecho a conseguir unos euros. Lo que chirría es que, mientras en un sarao con cerveza y comida se vea a los cofrades dándolo todo, durante el pasado mes de octubre muchos triduos estaban de gente como San Pedro de pulgas. O que se aproveche un sarao con nulo contenido religioso para celebrar, a su vez, una magna reunión de presidentes de consejos y agrupaciones andaluces.
Quizá, dado el éxito, está Cuaresma nos encontremos con la Feria de la Torrija y, a principios de julio, con la del Helado Milanés. Y, cuando se organice la próxima Ruta de la Tapa, la sede de la Agrupación o alguna casa de hermandad estén incluidas en la APP que nos guíe por los establecimientos más castizos de la ciudad. Además, con suerte, ya tendrán rebujito a buen precio para ampliar la oferta.
