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miércoles, 28 de septiembre de 2016

Enfoque: El veto del hermano mayor del Resucitado a Gente de Paz


Guillermo Rodríguez. Los miembros de la Junta de Gobierno del Resucitado han tomado posesión esta noche de sus cargos en una pequeña ceremonia celebrada en la capilla de sus Titulares de la iglesia de Santa Marina. Con tal motivo, nos hemos puesto en contacto con el nuevo hermano mayor de la Corporación, Francisco Ruíz Abril, para solicitar sus impresiones acerca del mandato que inicia y para conocer cuáles son los proyectos que pretende desarrollar, más allá de su pretensión anunciada de no votar a favor del traslado de la Carrera Oficial al entorno de la Catedral por motivos cuando menos llamativos.

Una posición que le ha granjeado un número considerable de críticas en diversos foros, también en Gente de Paz, que al parecer, al menos en lo que respecta a nuestro medio, no han sido aceptadas de buen grado y con la deportividad que se debe exigir a alguien que ostenta un cargo público, pese a no ser "persona relevante ni artista".

Más allá de que una persona que ocupa un cargo público, como el de hermano mayor, merece el interés de los medios únicamente por ostentar el mencionado cargo y no por su categoría o logros personales, algo que tal vez sorprenda a más de uno, y que toda persona que accede a un puesto de estas características debería ser plenamente conscientes de ello, el Señor Ruiz Abril está en su perfecto derecho de no querer hablar con quien no desee, sí bien debe saber que no es a Gente de Paz a quién niega sus valoraciones u opiniones, sino a los miles de lectores que, gracias a la generosidad del público, nuestra página tiene a diario. No obstante he de decir que le honra haber respondido aunque sea negativamente. Ya es más de lo que algún otro hermano mayor ha hecho al ser requerido por nuestros redactores.

La posición con respecto a la Catedral de Francisco Ruíz Abril no admite dudas. En una entrevista concedida a ABC, el flamante nuevo hermano mayor de la Corporación del Domingo de Resurrección, manifestaba que, en su opinión, cada hermandad debía hacer lo que creyese conveniente, de tal modo que se siguiesen sumando a acudir a la Catedral, como han hecho hasta ahora, las hermandades que así lo desearan pero indicaba con claridad, que no es partidario de llevar allí la Carrera Oficial por muchos motivos. Motivos entre los cuales incluía el hecho de que se alargaría el camino tres horas y la cofradía lleva muchos niños, los problemas de seguridad que acarrearía y que en Córdoba no hay tradición, como pueda haberla en otras ciudades. Todos ellos motivos discutibles y que pueden ser sometidos a la crítica en un sentido u otro, le guste o no al Señor Ruíz Abril.

En Gente de Paz, siempre en la sección de opinión, hemos manifestado con claridad nuestro rechazo a dichas posiciones y lo seguiremos haciendo porque es nuestra convicción y nuestro derecho y nada puede privarnos de ello. Y hemos añadido que si un individuo no sabe a estas alturas que se sale a la calle para realizar estación de penitencia ante el Santísimo y no para darse un paseíto por el barrio de al lado, debería quedar automáticamente inhabilitado para aspirar a ser hermano mayor o miembro de una junta de gobierno. Y esta máxima se puede aplicar a un número dramáticamente elevado de personas que a día de hoy ocupan un cargo en más de una junta de gobierno.

Como hemos afirmado que hablar de bordar palios, de celebrar extraordinarias o de cualquier otro aspecto superfluo sin importancia, reduciendo a la nada más absoluta a sus hermandades y por extensión a todo el movimiento cofrade de esta ciudad de cuyas vacías tradiciones estos mismos señores se declaran defensores, obviando el aspecto sustancial que exige salir a la calle cada primavera, es un mal chiste que provocaría carcajadas a cualquiera que sepa un poquito de cofradías, si no evidenciase el dramatismo extremo de tirar por la borda el esfuerzo cofrade de varias décadas porque vuelven a alcanzar el poder en algunas de nuestras hermandades personajes que demuestran que carecen de la más mínima formación para ocupar un cargo en una junta de gobierno y mucho menos para asumir la responsabilidad de liderarlas.

Igualmente hemos defendido que acudir a la Catedral es imbuir de un inequívoco sentido religioso a una expresión que, despojada de él, no es muy diferente de una cabalgata o una manifestación sindical. Por si no ha quedado claro, salir a la calle vestidos de nazarenos para darle un paseo por el barrio a dos figuras sobre un paso, sin hacer estación de penitencia ante el Santísimo no es muy diferente a sacar una cabalgata o jugar a las muñecas, y despoja de cualquier sentido religioso a una manifestación que se reduce a la nada si carece de él. Esta es nuestra posición rotunda al respecto, posición que hemos defendido, defendemos y defenderemos. Y ya anuncio que continuaremos ejerciendo la legítima crítica contra opiniones en contra, con la crudeza que sea necesaria, le guste a quien le guste.

Lo que nuestro medio ha hecho en las últimas horas, es ponerse a disposición de la Hermandad del Resucitado, representada en su cabeza visible, para que, si así lo desea, pueda difundir sus proyectos, sus reflexiones y sus mensajes. El Señor Ruíz Abril, en el ejercicio legítimo de su libertad, ha manifestado con claridad meridiana que no piensa conceder ningún tipo manifestación a Gente de Paz. Ya saben por qué hay noticias que no podrán leer en nuestra página y sí en otras.

Sea como fuere, nos vemos obligados a informar a nuestros lectores, de que tenemos la firme intención de seguir prestando exactamente la misma información que venimos ofreciendo hasta ahora de la Hermandad de Santa Marina, con manifestaciones de su hermano mayor o sin ellas, porque nosotros sí entendemos que, por encima de que unos personajes puedan caer mejor o peor, nuestros lectores merecen el respeto al que faltaríamos si suprimiésemos la información de una de las hermandades de la ciudad de San Rafael porque su hermano mayor no quiere hablar con nosotros. Como escribimos hace unos pocos días, la libertad no compra, ni siquiera con adulaciones, y en este país aún existe la libertad de expresión... gracias a Dios.


Foto Álvaro Córdoba






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