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sábado, 31 de diciembre de 2016

Balance: Lo mejor de la pasada Semana Santa


Guillermo Rodríguez. Después de la revisión que hacíamos ayer de los aspectos que, a nuestro juicio, sería conveniente revisar o al menos sobre los que sería aconsejable realizar una reflexión, con vistas a subsanar los errores que se evidenciaron la pasada Semana Santa, seríamos profundamente injustos si no acompañásemos el análisis con aquellos hechos que nos parecieron especialmente positivos, dejando claro una vez más –por más que provoque hastío tener que repetir esto una y otra vez- que estas reflexiones se realizan siempre desde el punto de vista subjetivo de quien suscribe y que no pretenden tener mayor valor de las que pueda tener cualquier otro cofrade.

Para comenzar con lo más sobresaliente, hay que destacar el gran momento por el que atraviesan las bandas cordobesas en general. Sin desmerecer al resto, Caído y Fuensanta, Coronación de Espinas, Salud y Cristo de Gracia brillaron especialmente. Además el Martes Santo hubo un especial nivel con bandas como Esencia y Esperanza en el Císter, Salud con Agonía, Pasión de Linares con Santa Faz o Cristo de Gracia con Prendimiento. Muy positiva también la participación de la Sociedad Filarmónica de Pilas tras el palio de Paz.

En cuanto a las hermandades propiamente dichas, cabe mencionar el acierto en su forma de realizar estación de penitencia de corporaciones como Soledad, Sepulcro, Buena Muerte, Císter y Misericordia, así como la evolución general de la Hermandad de la Agonía durante estos últimos años, sencillamente espectacular. Probablemente se podrían destacar más hermandades, pero estas estuvieron, a nuestro juicio, a gran altura.

Debemos destacar también cómo iba vestida la Virgen de la Trinidad, probablemente la mejor de todas las imágenes en este sentido, aunque para gustos los colores. Acierto de Esperanza, Rescatado y Penas de Santiago suspendiendo sus salidas procesionales. Menos acertadas las otras tres cofradías de la jornada aunque en el caso de Entrada Triunfal y Cerro se supo mantener la compostura, si bien este asunto ya fue abordado entre los aspectos a mejorar. En relación a lo ocurrido el Lunes Santo, nos reiteramos en que entendemos absolutamente comprensible la precaución demostrada por todas las hermandades que decidieron quedarse en casa por culpa, una vez más, de la incompetencia e ineptitud de quienes año tras año son incapaces de concretar que no caería ni una gota desde el chaparrón que cayó a la hora en que la Merced suspendió su salida.

En el ámbito de capataces y costaleros destacaron en positivo las cuadrillas de Santa Faz, Trinidad, Perdón, Cristo de Gracia, Caído, Jesús de la Sangre, Reina de los Mártires, Rosario, Santo Sepulcro, Piedad y, especialmente, la cuadrilla de la Virgen del Amor con la Municipal de Coria. Mención aparte merece la cuadrilla del Desconsuelo que, merced a la rotura de su varal maestro, tuvo que lidiar con una papeleta muy complicada buena parte de su itinerario.

Un asunto que levantó una enorme polvareda la temporada pasada fue la sustitución de la Banda de Música Tubamirum por la Banda de Cornetas y Tambores Coronación de Espinas tras el paso de misterio, repito, el paso de misterio de la Hermandad de las Angustias. Más allá de valorar la indiscutible calidad de ambas formaciones musicales y centrándonos en el giro copernicano del estilo musical adoptado por la junta de gobierno, he de decir que en mi opinión. única e intransferible, fue un acierto rotundo. Me consta que esta idea rondaba por la cabeza de dirigentes pretéritos de la corporación, por más que algunos ex continúen rasgándose las vestiduras. La imagen del paso de las Angustias avanzando tras salir de Deanes en dirección a la Catedral, al son del compás pausado de Coronación, me pareció una auténtica delicia. Una imagen que muchos habíamos soñado desde hace años y que por fin hemos visto hacerse realidad. Espero y deseo que la junta persevere en esta decisión.

El último aspecto positivo que debemos destacar de la última Semana Santa, es sin ningún género de duda y por encima de cualquier otra cuestión, la presencia de todas las cofradías que pudieron hacer Estación de Penitencia, en la Santa Iglesia Catedral. Quienes me conocen saben que nunca he sido un defensor a ultranza de acudir porque sí al mayor templo de la Diócesis, y mucho menos por contentar nuestros políticos ávidos de encontrar fórmulas para incrementar el “turisteo” y sus ingresos derivados y que, por el contrario, siempre he opinado que es imprescindible realizar Estación Pública de Penitencia ante el Santísimo, sin ella la salida procesional se reduce a desfile o paseíto –paseón dirían algunos de los que se ponen el costal tapándose los ojos-, pero no Estación de Penitencia. Del mismo modo que he defendido que puede hacerse en cualquier lugar y no es obligatorio que este lugar sea la Catedral. Sin embargo rectificar es de sabios. Después de vivir lo que es hacer Estación de Penitencia en la Catedral, aunque haya sido en el Patio de los Naranjos, ya no quiero otra cosa. Gracias a la generosidad de todos y el buen hacer de quienes tienen que aportar soluciones será posible que lo que vivimos la pasada Semana Santa se perpetúe en el tiempo y olajá que sea lo antes posible con dos puertas habilitadas al efecto, cualquier alternativa ha de ser necesariamente temporal. Y que sea para siempre, no como ocurrió en los años 60. Una vez dado el paso el frente, una vez vivido lo vivido, sería impensable, un error histórico, volver sobre nuestros pasos.

Estos son a nuestro juicio los elementos que configuran lo mejor de la pasada Semana Santa. ¿Qué opinan ustedes?




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