¡Tos por igual valientes!. ¡A esta es!
Esta semana tenía el firme propósito de hablar solo de las cosas positivas que han ocurrido a la sombra de la Giralda, pero es que algunos me lo ponen tela de difícil, como los que han perpetrado el último suceso que ha explotado en el seno de una cofradía sevillana. Yo no se quién tiene la culpa, mi arma, pero el espectáculo bochornoso que se ha dado, a cuenta de los candelabros, es de nota. Y luego el asuntillo comunicado. Vamos a ver, señores, si hay que sacar un comunicado se saca pero sacarlo por sacarlo es tontería. Ninguna de las noticias que han llegado a estos ojos que se han de comer los gusanos, como si de una buena ración de adobo se tratase, han acusado a nadie de la junta, es más no acusan a nadie en concreto. Lo único que dicen es que un hermano encontró los candelabros en un mercadillo, los compró y luego pidió explicaciones en el cabildo, que es donde dicen algunos que es el único sitio del mundo mundial donde un hermano puede pedir explicaciones. ¿Y a quién se las pide? Pues a la junta de gobierno, claro, que para eso está entre otras muchas cosas, pero eso no es acusar, mi arma, es exigir que se investigue. A ver si ahora van a tener que impartir clases de lectura comprensiva en los cabildos de oficiales justo después de la preces de rigor.
Menos mal que la semana de los candelabros terminó con la presentación del cartel del Artista, con mayúsculas, José María Jiménez Pérez-Cerezal, que se merece el hombre que le pongamos el nombre completo. Mira que me pongo pesadito con lo del atrevimiento, con lo hacer algo distinto, con lo de aportar y no repetir... y es que un cartel puede derrochar sevillanía invocando otros estilos pictóricos diferentes a los que estamos acostumbrados, sin que ello minimice en absoluto otro tipo de cartel llamémosle, más clásico. La clave en el fondo es si se trata de arte o no, y en este caso no hay la menor duda. Es un cartelazo. Sometido a la critica como todos, hay que entender que no guste a todo el mundo, pero ampararse en que eso no es un cartel por el mero hecho de que no es un cartel como los demás, rezuma supina ignorancia y un puntito rancio y cateto que ningún bien le hace a las cofradías. Como cateto es compararlo con otros carteles que este mismo año están recibiendo elogios en ciudades hermanas. Comparar el arte que nace de la paleta de dos artistas distintos, ¡ojo!, dos artistas de verdad, no meros copistas, es como comparar un huevo y una castaña, mi arma... o una Cruzcampo con lo que sea que beban "porcima" de Despeñaperros.
¡Ahí queó!
Costal Hero