Ya lo decía un gran amigo, mentor y maestro de casi todo lo que sé: la Esperanza no es lo último que se pierde, sino lo primero que se gana. Algo que va tatuado en la piel de cada uno desde el milagroso regalo que nos dio la vida como es nacer y vivir bajo la Verde Esperanza. Y es que no hay día más verde que el de hoy.
La todopoderosa Esperanza de Granada encarna la belleza juvenil de la Virgen María según el martillo y cincel de un grandísimo artista barroco como fue José Risueño, concebida como la Virgen de las Tres Necesidades. Y es, desde hace casi 300 años, la perla de San Gil y Santa Ana, es lo primero que uno gana aún teniendo todo perdido. Y de eso, Granada y Dios nos ha enseñado mucho, de ganar incluso teniendo todo perdido.
Por eso, cuando sobre sus sienes se ciña la gloriosa corona de oro que la convierta en canónica el 13 de octubre del 2018, y soplemos las velas de sus 300 años, será entonces, cuando Granada vuelva a ganar lo que nunca ha perdido, lo que reiteramos cada Martes Santo y que hace de nuestras vidas un torrente alegre verde y lleno de Esperanza.
Carlos Medina