Escribo este artículo a raíz del decreto de Monseñor Mazuelos, Obispo de
la diócesis de Jerez, que enlazo a continuación.
No sé si simplemente es cosa mía o es la realidad, pero tengo la
sensación de que de unos años hacia aquí, se celebran salidas extraordinarias
por razones insulsas. No voy a entrar en ejemplificaciones para no herir a
nadie, puesto que no es mi intención. Particularmente, el año 2013 ha estado rebosado de
procesiones extraordinarias: entre Vía-Crucis Magnos, salidas extraordinarias
de titulares, Mater Dei… Todo cobijado bajo el manto del Año de la Fe. Será que
soy muy malpensado, pero creo que esto del Año de la Fe ha sido la excusa
perfecta para atiborrar las calles de pasos durante todo el año.
He de reconocer que, en esta ocasión, a diferencia de en otros artículos
que he escrito, tengo dudas sobre qué pensar al respecto. Quiero pensar que
todas las salidas extraordinarias que se suceden a lo largo del año están
justificadas y tienen su sentido, pero a veces cuesta pensarlo. Entiendo que
nunca está de más sacar a Cristo y a su bendita Madre por las calles, pero…
¿por cualquier motivo? En muchas ocasiones, para lucirse, pero me cuesta
trabajo creer que verdaderamente se luzcan las imágenes sagradas. En 2013
podíamos agarrarnos al Año de la Fe, llega 2014 y… ¿ahora cómo justificamos las
procesiones extraordinarias?
¿Seguirán todas las diócesis el ejemplo de la jerezana? No sé hasta qué
punto se va a sostener eso de que cada fin de semana haya una procesión en uno
o varios lugares de nuestra geografía. Se está perdiendo la magia de la espera
de la Semana Santa. Parece que queremos que durante todo el año sea Semana
Santa. Y eso no puede ser.
¿Y tú qué piensas? A mí me quedan muchas dudas.
José Barea
Virgen de la Estrella de Jerez |
Recordatorio Verde Esperanza