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sábado, 8 de marzo de 2014

En mi Huerto de los olivos: Valores y Compromiso


El pasado viernes en mi blog cofrade de Amigos de Pachi, coloqué un artículo de una persona que bajo el pseudónimo de SOLEDAD FRANCISCANA, hizo un reconocimiento a la labor de los cofrades que ya peinan canas y dejan sus sitios o aún les cuesta dejarlos por su devoción a los fieles o por el motivo que sea.

Y es de resaltar que en estas personas si hay algo que se pueda destacar o saber valorar fue siempre su compromiso y sus valores hacia los titulares y hacia los que les enseñaron el camino de cómo se deben de hacer las cosas dentro de una hermandad y el respeto que se hay que tener y se debe tener.

Y comienzo así este artículo de hoy porque me da mucha pena de las nuevas generaciones que están entrando ahora en nuestras hermandades. No digo que sean todos. Pero me ha llamado poderosamente la atención en el mundo del costal lo que he vivido y visto.

Sabido es por parte de los que nos movemos en el mundo del costalero la gran afluencia de nuevos componentes de cuadrillas que está habiendo en estos momentos. La verdad que hay una manifestación importante en número de elementos que invitan a tener buenas expectativas de que los pasos seguirán llevándose a costaleros.


Pero cuál es mi sorpresa, y por eso es el título de este artículo, que a la misma vez que esto está sucediendo y vemos que los costaleros se saben hacer la “ropa” mejor, seguimos con los costales de todo tipo, unos se remangan los pantalones, otros lucen más músculos o cualquier tipo de indumentaria que pueda gustar o llamar la atención, cada vez hay menos compromiso y valores a la hora de estar en un ensayo o simplemente a la hora de ir a un ensayo. 

“Costaleros” que cualquier excusa es buena para no ir a dicho ensayo, o no ser puntuales o como he visto y me quedé atónito a mitad de ensayo se marchan porque han quedado o después de algunos ensayos se marchan de dicho paso porque el capataz de turno no lo ha puesto donde él piensa que debe ir o porque no le gustan las formas de andar o mandar o lo que sea.

Lo siento mucho, pero para mí ese tipo de personajillos no se pueden llamar “costaleros”. Ser costalero es una bendita afición, me da igual que sean hermanos o solo eso aficionados al costal. Cuando yo empecé allá por el año 1986, estábamos locos porque dieran las nueve para estar allí ya. Estábamos locos por volver a vernos y compartir nuestras vivencias y experiencias de la igualá o del ensayo anterior. Estábamos locos por ensayar, por el ambiente que se vivía allí debajo de los pasos. Aunque los kilos nos pudiesen, siempre había un costalero más experimentado que te ayudaba o enseñaba. Pero ahora, los de ahora, ya saben hacer de todo y como yo digo no llegan ni saber cuál es el encanto de una trabajadera en su cuello. 

Están más preocupados de cómo ir vestidos para que los observen y hablen de él, que de otra cosa. Los protagonistas quieren ser ellos. Aún no se han enterado que los protagonistas están apoyados en su cerviz. Que hay unos señores de negro que son a los cuales tienen que respetar, obedecer y ser fieles a sus normas. No entiendo que haya costaleros que sepan que con su primer año de costalero o a lo sumo dos sepan más que los demás. Y encima los demás estén equivocados, ellos no.

Vamos a recuperar lo que se vivía debajo de un paso. Si tú vienes a una igualá, ten compromiso, respeto y trabaja. Los demás llevamos años haciéndolo en la medida de nuestras posibilidades y habilidades. Ya te llegará a ti, tu momento.

En Córdoba a 37 días de que el cancel de la Puerta de San Lorenzo se abra en el año del Señor. 

Pachi Giraldo












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