menu

LO ÚLTIMO

 

viernes, 11 de julio de 2014

Verde Esperanza: Restauraciones sí, pero…


Hoy quiero hablarles de un tema sobre el cual apenas me he adentrado nunca, puesto que no soy ningún entendido en arte. Como indica el título del artículo, me detengo en un tema peliagudo como el de las restauraciones, más bien las restauraciones tirando a remodelaciones… Clarifiquemos un poco los conceptos.

Me remito a la RAE par definir el término restaurar.

2. tr. Reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía.
3. tr. Reparar una pintura, escultura, edificio, etc., del deterioro que ha sufrido.

Retomando el título… Pero remodelaciones no. Vuelvo a remitirme a la RAE para abordar luz sobre el concepto.

1. tr. Reformar algo, modificando alguno de sus elementos, o variando su estructura.

En definitiva, restaurar algo es devolverle el estado original que una escultura, una imagen sagrada en este caso, tenía. También reparar algún desperfecto. Y remodelar es modificar algún elemento de la estructura de esa imagen. Cargársela, en mi opinión.


            He puesto este ejemplo malagueño, pero hay infinidad de muestras del daño que hacen, en el 99% de los casos, las remodelaciones. No por el estado final, que al fin y al cabo da como resultado una talla muy buena, de calidad buena en la mayoría de los casos. Pero tenemos que tener en cuenta dos factores determinantes.

            En primer lugar, estamos hablando de obras de arte. Estas pueden gustar más, menos, pero en cualquier caso son obras de arte y como tal han de ser respetadas. Es curioso comprobar como gran parte de las remodelaciones la realizan imagineros distintos a quien realizó la imagen en cuestión. Es como si a algún pintor de moda de la actualidad le da por coger un pincel y ponerse a cambiarle el color del pelo a la Gioconda de da Vinci. Claro está que no toda la culpa está en ellos, sino en las juntas de gobierno que solicitan y permiten este cambio, pero también considero que los imagineros deberían negarse a realizar estas remodelaciones. Seguro que si piensan que dentro de 100 años un compañero de profesión le va a cambiar la boca a una de sus dolorosas no le gusta demasiado.

En segundo lugar, y más importante si cabe, es destacar que estamos ante imágenes sagradas, devocionales. Pongo un ejemplo que puede parecer demagogo pero que no dista mucho de lo que puede suceder en la realidad. Piensen en una mujer mayor que lleva toda la vida en la Hermandad, incluso hace treinta años estuvo en la junta de gobierno. Y ahora se la llevan para restaurarla, y al cabo de cuatro meses… viene otra dolorosa con una cara distinta pero con la misma advocación. ¿Qué podría pensar? Toda la vida rezándole a esa Virgen y de la noche a la mañana… Sólo quedan estampitas y fotografías para poder orar, puesto que esa cara no podrá contemplarla más en directo. Es muy triste que esto suceda. Si, como decía anteriormente, hay que respetar a las imágenes como obras de arte, más aún si cabe hay que respetarlas como devoción del pueblo.

Sí, soy el primero en defender que todas las imágenes de Jesús o María tienen la misma importancia, puesto que representan todas a la divinidad. Pero no por ello hemos de negar la importancia de tener un Cristo al que rezarle, puesto que así es como los cofrades nos acercamos a Dios, poniéndole cara. Y esa cara ha de respetarse, y más desde las juntas de gobierno de las Hermandades. Y ahí es donde recobra importancia la figura de la restauración, devolver a su estado anterior a imágenes sagradas que, o bien han sufrido algún desperfecto físico (como la rotura de algún dedo), o tienen la policromía estropeada y distante del estado primigenio de la talla. Para muestra de una buena restauración… La de la Estrella del barrio sevillano de Triana.



Las imágenes sagradas pueden y deben ser restauradas, pero sobretodo han de ser respetadas por encima de cualquier cosa. Las remodelaciones sobran.

José Barea




Fuente Fotográfica








Hoy en GdP


Buscar en Gente de Paz




WWW Gente de Paz