¡Tos por igual valientes!. ¡A esta es!
¡Ya estamos, mi arma, con lo de legislar en caliente de manera selectiva!. Ya saben; si se trata de algo que realmente preocupa y asusta al pueblo no se debe, pero si los poderes públicos o sus allegados así lo estiman, no hay problema alguno. Lo de la cabeza caliente dándole al muñeco de la cabalgata se ve que ha cogido con el paso cambiado a más de uno… a quienes son incapaces de prever este tipo de contingencias. Cualquiera que haya visto las imágenes comprueba que se trata de un error humano, nada más, perfectamente subsanable por otra parte. La cámara está quieta y es la carroza quien la embiste. Nada que no se pueda arreglar con un regidor que esté pendiente de lo que debe. Prohibirlas en Semana Santa porque alguien ha errado es una idiotez supina. Privarnos a todos de la espectacularidad de su uso es hurtarnos de una ventaja técnica por culpa de un descuido. Vale que imaginar algo parecido sustituyendo al muñeco por una imagen es más inquietante que un bar vacío en el centro de Sevilla, pero cuidado, no exageremos con la seguridad que luego acaban brotando vallas como setas y cambiando nuestra Semana Santa para siempre. Seguridad sí, exceso de celo no. No perdamos lo que tenemos porque alguien quiere "cortar el problema de raíz". Lo que ocurrió jamás hubiese sucedido con un paso, entre otras cosas porque lleva delante a un señor de negro que está para evitar golpes con los obstáculos que se pongan por delante… aunque en los últimos tiempos alguno que otro haya sido incapaz de evitarle el golpe a Nicodemo.
En #SemanaSantaSev17 se marcarán directrices #autoprotección #CarreraOficial uso de grúas cámara TV / cabeza caliente #Sevilla #CECOP #HHCC pic.twitter.com/aCmQD3MhOZ— Emergencias Sevilla (@EmergenciasSev) 8 de enero de 2017
Menos mal que la cordura ha llegado a Santa Marina. Se acabó el horario de after hour para regocijo de los muchos sevillanos que desean arropar a la que debería ser la cofradía más importante de la Semana Santa de Sevilla por las calles de nuestra primavera, por más que muchos sigan negándole el pan y la sal. Sin la Resurrección, todo carece de sentido, se pongan como se pongan y pataleen los rancios lo que quieran. Por eso es tan importante el cambio horario, no solo para los hermanos, sino para todos los cofrades sevillanos. Un cambio que permitirá escenas impagables y una bulla considerable en prácticamente todo el recorrido. Una forma maravillosa de cerrar la semana más hermosa de Sevilla. Y es que la cofradía está poniendo todo de su parte. La guinda del palio es el avío que faltaba para que el Domingo de Resurrección, Sevilla se llene de fiesta. Mucho habrá que agradecerle a la gestión del hermano mayor, que no se ha querido resignar a que su hermandad permaneciese en el mismo círculo vicioso en que su historia la había metido, que impedía un crecimiento que ahora podrá darse con naturalidad, sobre todo tratándose de una cofradía en cuyo cortejo deberían y deberán abundar los niños. Y lo hará caminando por una Carrera Oficial, aún a medio quitar, pero que en unos años deberá estar completa y no por una zona de obras como hasta ahora, por respeto a la hermandad y a Sevilla… y sobre todo a lo significa la Resurrección.
Andan ya locos los jartibles del capilleo, que no de las cofradías, relamiéndose de gusto pensando en las igualás y los ensayos, y hablando ya de planchar túnicas y preparar la ropa para el trabajo “costaleril”, después de haber empujado metafóricamente pero con todas las fuerzas que twitter permite a la carroza de Baltasar hasta que se ha perdido por el horizonte. Olvidan, con o sin conocimiento, que las fechas que ahora toca vivir son una suerte de preparación para lo que ha de llegar. Una preparación no solamente física sino mental y sobre todo espiritual. El nazareno, el costalero y hasta el músico cofrade están vacíos sin esta parte sustancial de la preparación, que luego alguno se rasga las vestiduras cuando se les menciona lo del “deporte sacro”… Para eso están los cultos, los vía crucis y todo lo demás. No reduzcamos la Cuaresma ni sus “vísperas” a las cosas del costal y a certámenes de marchas (aunque tampoco lo eliminemos, que también debe alimentarse el cofrade de las cosas mundanas), porque estaremos despreciando lo más importante, lo mollar, lo que da sentido a todo esto y es el inicio de un camino que tendrá su culminación haciendo estación de penitencia ante Jesús Sacramentado. Lo demás está bien como afición, pero no es ser verdaderamente cofrade, sino kofrade. Que cada uno elija.
