Blas Jesús Muñoz. Lo dijo Juan Carlos Aragón, mi idolatrado genio gaditano, en una copla de La Serenissima "ésta la canto en gaditano. Esta la canto en andaluz...". Pues permítanme la licencia de escribir esto con que les voy a imprecar.
Las cofradías tienen en sus dirigentes -salvo honrosas excepciones- a personajes que ni Ramón María hubiese incluido en sus vodeviles. Fuentes de acreditada solvencia lo acreditan (uso la redundancia para que a más de uno no le quepa duda). En la Asamblea de Hermanos Mayores de la Agrupación de Cofradías se habló de Gente de Paz ¿Qué opinaría mi abuela del asunto? Ella hubiera ido y habría puesto a más de uno en su sitio, le hubiera dado una colleja y les habría dicho que se dejaran de tonterías y que fueran a ver cada viernes a su Nazareno que eso es lo que vale.
Sin embargo, en los tiempos que corren su consejo caería en saco roto. Roto como el de los malos costaleros que se alivian. Roto como muchas cofradías fracturadas por la herida del poder a toda costa o por un patrimonio humano y material mediocre. Como mediocre es tener en la boca a un medio que, de no ser importante, para alguien puede que sus miembros merezcan una buena paliza.
Yo no me ofrezco. Tal vez, no sea tan buen cristiano como me pienso, pues no me apetece, ya no poner la otra mejilla, ni siquiera la primera que un bofetón sienta mal con este frío.
La conclusión no es que quieran pegarnos, aunque sea en sentido figurado. Eso califica al que lo impropera. La conclusión es que para un sector del espectro cofrade, "inexplicablemente", somos más importantes que Diario Córdoba, ABC o El Día ¿Por qué será?
