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miércoles, 11 de marzo de 2015

Enfoque: La autocomplacencia de algunos músicos


Blas Jesús Muñoz. Hay músicos adictos al autobombo y no se trata de redundar en que la formación propia posea un bombo con el que marcar el ritmo de la percusión. Aunque no es menos cierto que marcan la cadencia de una melodía almibarada que parece servirles para autoconvencerse de su gloria. Lo que, a la postre, es la mejor muestra del complejo de inferioridad que llevan a lomos de su espalda. Antes de que nadie se me enfade más de lo imprescindible, reparen de nuevo en el "algunos" que aparece en el título, que nadie diga que estoy generalizando.

Twitter y su pajarico azul son el vehículo predilecto de estos "algunos", para regalarse adulaciones, tan gratuitas y subidas de ego que olvidan lo que es básico -allende nuestras fronteras-, fuera de Córdoba, aunque ellos no lo sepan, hay bandas.

No es que sea un problema endémico de las formaciones musicales cordobesas. El problema -o la virtud, seguramente, para ellos- lo tienen algunos de los integrantes de una banda que corneteó el fin de semana pasado, esperemos que con más resonancia de la que acostumbran.

Entonaron el apelativo cariñoso, e imaginativo de "los mejores". Les faltaba en esos mensajes el "campeones, campeones". Cigarreras, Rosario, Triana... ¿Seguimos? Y es que un poco más de humildad o de ser humildes a veces no viene mal a quienes para celebrar un acto de su banda tienen que autoendiosarse en la soberbia napoleónica. O necesitan autoafirmarse en la manada de la que necesitan aprobación.

Esto es lo que tiene ser cofrade 2.1. Última generación.











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