Esther Mª Ojeda. Pronto se cumplirán seis años desde que Nuestra Señora de la Salud y Consuelo abandonase la Parroquia de San Andrés, donde hasta entonces había estado recibiendo culto, para trasladarse finalmente a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, ubicada en la lejana barriada de Electromecánicas. Allí, la imagen de la dulce Virgen de Cerrillo llegaría a su nueva sede incorporándose a un tiempo como titular de la denominada Pro-Hermandad del Santísimo Cristo de la Oración y la Caridad en la Conversión del Buen Ladrón, María Santísima de la Salud y Consuelo y Nuestra Señora del Rosario.
Con esto se ponía fin a una etapa que la para muchos desconocida dolorosa había pasado custodiando las puertas de San Andrés, junto a la capilla de la Hermandad del Buen Suceso. Por aquel entonces y con motivo de tal ocasión, la Virgen de la Salud y Consuelo era despedida en su antiguo templo con la celebración de una misa flamenca, hecho que se produjo tan solo unos días antes de que la hermosa imagen emprendiese su marcha hacia su nueva sede con el solemne rezo del rosario.
Sin embargo, y a pesar de su discreto papel a lo largo de muchos años, la bella obra realizada en madera de pino sobre una mascarilla antigua que en 1979 el imaginero cordobés reconstruyó a base de gruesas capas de estuco y tela encolada, haciendo por tanto suya la imagen, en su última etapa creativa, se convirtió a lo largo del tiempo en el objetivo de algunas instantáneas curiosas como poco y cuya existencia ignorará, a buen seguro, buena parte del colectivo cofrade.
Entre esas interesantes fotografías, cabe destacar la que encabeza el presente artículo y en la que se muestra a la Santísima Virgen momentos antes de iniciar su tradicional Rosario de la Aurora con motivo de la Festividad de la Candelaria y sosteniendo en su mano una llamativa cantidad de ramas de romero. Dicha cita partía, por supuesto, desde la Parroquia de San Andrés con una peculiaridad más que reseñable en su estética: la del Niño Jesús que la Virgen de la Salud y Consuelo portaba en su mano a pesar de ser una dolorosa. Tal y como se puede deducir, de la misma ocasión se conserva la siguiente imagen en la que, aun estando incompleta, es posible identificar a la titular de la Conversión durante el susodicho rosario propio de la festividad, caracterizado por las candelas que eran encendidas al paso de la Virgen y también con la imagen del Niño Jesús sobre su mano izquierda.
A estos recuerdos que ya pasaron a formar parte de nuestro pasado cofrade, habría que añadir uno particularmente especial: el encuentro entre Nuestra Señora de la Salud y Consuelo y María Santísima Reina de Nuestra Alegría. Dicha fotografía fue tomada el 18 de enero de 1981, fecha en la que la tardía Virgen de Cerrillo era bendecida en la Parroquia de Santa Marina ante la expectación de un pueblo cordobés que se congregó en el emblemático barrio con el firme propósito de ser testigo de un evento tan emotivo como memorable. Al finalizar el acto, la siempre sonriente Virgen de la Alegría era conducida hasta la puerta principal de la Iglesia de Santa Marina – en un entorno considerablemente distinto al actual – para despedir a la Virgen de la Salud y Consuelo, dando lugar a una estampa única e histórica a partes iguales, que ha pasado a engrosar el álbum de la memoria cofrade de Córdoba.