Ea, pues ya ha pasado todo. Se pasaron las fiestas navideñas de este año y muchos habrán sacado ya de su lugar privilegiado el costal, la faja, las zapatillas y esa ropa que sólo se pone para los ensayos. Ya sólo estará pensando en el día de la igualá del paso o pasos en el que sus pies serán los pies del mismo Dios y su Bendita Madre.
Otros tantos estarán pensando en ahorrar para las papeletas de sitio o si cambiar este año de lugar en el cortejo; otros muchos estarán sentados delante del ordenador con reloj en mano intentando cuadrar minutos y calles. Otros estarán pendientes si sus estrenos llegarán a tiempo para la próxima Semana Santa y si sus perspectivas se cumplirán o no.
Sin embargo habrá otras personas que seguirán viviendo en el espíritu navideño de solidaridad, amor hacia los demás, entrega sin medida. Vivirán su día a día dándose en cuerpo y alma al prójimo, sin mirar calendario, ni horarios.
Ellas son así, personas alegres y con el corazón repleto de esperanza para aliviar las penas de los más desfavorecidos y no tienen tiempo ni ganas de pensar en todo lo que otros están pensando.
Raquel Medina
