Las primeras chicotás de un sueño bajo palio

Carlos Gómez. Este domingo 22 de enero de 2017 pasará a la historia colectiva de la Córdoba Cofrade por haber sido el día en que se produjeron las primeras chicotas de la cuadrilla de la Virgen de la Salud. Noventa hombres, noventa cofrades, noventa costaleros han hecho historia bajo el cielo invernal de Córdoba, con la mirada puesta en el objetivo más hermoso de cuantos se ha marcado la hermandad de la Agonía desde que se incorporara a la nómina de hermandades que realizan estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral cada primavera. 

Porque se ha convertido en certeza, que ya se vislumbra en el horizonte la materialización del sueño colectivo que un día comenzó a fraguarse en el alma profunda del Naranjo. Un sueño de bambalinas percutiendo rítmicamente contra los doce varales de su idiosincrasia al son de la cadencia infinita con la que late el corazón de todo un barrio, de toda una hermandad. Una realidad que comenzó a convertirse en realidad en virtud del esfuerzo global de quienes encuentran en la Salud su ilusión y su esperanza, un proyecto cuyo propósito era la futura y deseada unión de la Virgen de la Salud al cortejo procesional de la corporación por las calles cordobesas.

El pasado mes de septiembre, la hermandad volvió a dar otro paso esencial para ver alcanzado su anhelo de que al fin la dolorosa de la Agonía, la maravillosa imagen que gubiase Miguel Ángel González Jurado, pueda acompañar al Santísimo Cristo en su devenir por las calles cordobesas. Con esa hermosa motivación, la cofradía lanzó la campaña “Vente a la Salud”, un auténtico llamamiento para todo aquel que deseara convertirse en los pies de María Santísima de la Salud, siempre fieles al estilo imperturbable de esta constante y comprometida hermandad, ese estilo de que la han dotado todos y cada uno de sus integrantes.

A resultas de la convocatoria y como hito fundamental en el sendero iniciado, acudieron a la llamada 34 nuevos hombres, 34 nuevos corazones que se sumaron al organismo vivo y singular que cada Martes Santo lleva al Santísimo Cristo de la Agonía desde la Santa Iglesia Catedral hasta la intimidad del barrio que lo espera con ansiedad, para construir una cuadrilla única -algo inédito en la ciudad de San Rafael-, por expreso deseo de quienes así lo han concebido, sus tres capataces, para ser los pies de María Santísima de la Salud y su bendito Hijo.

Tres cuadrillas para una Hermandad. Tres cuadrillas para alimentarse de Salud y calmar la Agonía del proceloso océano en el que nos ha tocado navegar. Tres cuadrillas para cimentar un sueño, que este Domingo ha dado sus primeras chicotás al son la sublime cadencia que marca la música de palio. La mañana era fría cuando un nutrido grupo de hombres con una indumentaria poco apropiada para hacer senderismo, se adentró por el camino que conduce a La Palomera. Allí estaba convocada la cuadrilla del Señor para desarrollar un ensayo singular, de carácter extraordinario, con el único fin de saciar bajo las trabajaderas el deseo incontenible que habitaba en muchos de aquellos corazones.

En la memoria de quienes allí estuvieron quedarán grabados para siempre los sones de Mi Amargura, la primera marcha de palio para la cuadrilla de la Salud, a su salida a un mar de naranjos cuajados de fruto desde el Castillo Maimón, y la primera chicotá sobre el camino de tierra al son del maravilloso racheo costalero. Luego vinieron muchas otras marchas, como Aires de Triana a cuyos sones quedaron hermosos momentos para la memoria. Particularmente emotivo fue el paso por la misma puerta de la Ermita desde donde hace 23 años salía el Señor de la Agonía sobre su paso antiguo, mientras marcaba el son bajo el paso Manuel Orozco, primer capataz de la hermandad y sonaba Macarena de Cebrián. La hierba dejaba su blanca capa de escarcha. Con Ella siempre presente en sus pensamientos, comenzaron a dibujarse sueños en la mente de los hombres de abajo. Tras Macarena, siguió un repertorio concebido para recrear el oído y alimentar la fantasía.

La cuadrilla se adentró por su barrio rodeada de la ilusión colectiva de su gente, que ayer más que nunca, sintieron que el anhelo se hallaba al alcance de la mano. El origen de un sueño cumplido que culminó al compás alegre de Madre Hiniesta, para finalizar de este modo el primer ensayo de la cuadrilla de la Salud. Este Domingo, Córdoba ha vivido un trocito de su historia cofrade más emotiva, la que seguramente ocupa menos páginas en los diarios que no sólo hablan de cofradías, un instante que dentro de unos años probablemente solo recordarán los que han tenido la fortuna de formar parte de él. Este Domingo una voz unánime ha retumbado desde un rincón de la ciudad que goza de un intenso sabor inequívocamente cofrade... una voz que ha pregonado a los cuatro vientos, que el sueño se encuentra a punto de convertirse en realidad.