Esther Mª Ojeda. Tal y como recordábamos en anteriores publicaciones de Gente de Paz, la Semana Santa de Córdoba experimentó un gran cambio en 1960 al poner en práctica un cambio de gran trascendencia en el itinerario oficial que habrían de recorrer las 23 hermandades que hacían estación de penitencia en ese mismo año. La iniciativa partía del entonces alcalde de Córdoba, Antonio Cruz Conde – y por lo tanto contando con el acuerdo entre el Ayuntamiento y la Agrupación de Cofradías – que pretendía trasladar la Carrera Oficial al entorno de la Catedral con la intención de que la ciudad se viera favorecida por el turismo al verse este atraído por la conjunción formada entre la monumentalidad de la zona y las procesiones que protagonizaban algunas de nuestras cofradías.
El itinerario acordado para aquel primer año era el siguiente: Diario de Córdoba, San Fernando, Cardenal González, Magistral González Francés, Puerta de Santa Catalina, Patio de los Naranjos, Puerta del Perdón, Cardenal Herrero y Torrijos, desde donde acudirían a la Tribuna Oficial, situada en el Triunfo de San Rafael.
Sin embargo, en 1961 volvió a producirse un nuevo cambio de gran relevancia que se justificaba con las quejas elevadas por los comerciantes del centro de Córdoba, puesto que estos habían visto muy perjudicados sus negocios con el traslado de la Carrera Oficial a los alrededores de la Catedral. Este hecho motivó la modificación del itinerario establecido, que ahora comenzaba en la Calle Torrijos, junto al Palacio Episcopal, subiendo así por Cardenal Herrero, hasta la Puerta del Perdón, Patio de los Naranjos, Puerta de Santa Catalina, Magistral González Francés, Cardenal González, San Fernando, Diario de Córdoba, Claudio Marcelo para terminar en Plaza de José Antonio, actual Tendillas. Con esta prolongación, se aseguraba el beneficio de los negocios ubicados en las calles más centrales de la ciudad califal, dando por supuesta la satisfacción de todas las partes.
En cambio, la desmedida extensión de la Carrera Oficial creó un cierto malestar en el seno de algunas de esas 23 corporaciones, algo que se hizo manifiesto en la jornada del Lunes Santo en una anécdota protagonizada por la Hermandad del Remedio de Ánimas. A pesar de que sobre este suceso se han mantenido dos versiones diferentes, una de ellas afirma que cuando la cofradía de San Lorenzo llegaba al fin a la Calle Claudio Marcelo, en lugar de seguir con el recorrido establecido que la conduciría hasta la Plaza de José Antonio, tomó directamente el camino de regreso a su templo por San Pablo.
Por el contrario y de acuerdo a lo redactado por la propia corporación del Lunes Santo en su página oficial, la Hermandad de Ánimas se opuso firmemente a realizar tan largo recorrido, contando para ello con el beneplácito del obispo de Córdoba, Manuel Fernández Conde. Así las cosas, la cofradía de San Lorenzo desistió de concluir la Carrera Oficial en la Plaza de José Antonio, volviendo a su sede y provocando el descontento de la Agrupación de Cofradías. Ante este hecho, esta tomó la determinación de sancionar a la Hermandad de Ánimas, dejando de realizar su tradicional estación de penitencia durante los años 1962 y 1963 además de abandonar la Agrupación de Cofradías. No suficiente con esto, la Junta de Gobierno al completo se vio en la obligación de dimitir, una decisión que se materializó en la fecha del 11 de febrero de 1962.
El cúmulo de todos los mencionados acontecimientos fue la semilla de una profunda crisis en la que a partir de ese momento quedó inmersa la Hermandad de Ánimas. Tanto fue así, que durante los años sucesivos en que la cofradía dejó de realizar su desfile procesional, llegó a experimentar un período de decadencia que a punto estuvo de acabar con la disolución de la cofradía. Afortunadamente, esa desaparición nunca llegó a producirse gracias a la intervención y el apoyo de un grupo de jóvenes pertenecientes a la Hermandad de la Misericordia que, con la ayuda de algunos vecinos de San Lorenzo se pusieron en marcha con la firme intención de que el Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas volviese a recorrer las calles cordobesas en la Semana Santa de 1964. Un deseo que finalmente se vio cumplido previo consentimiento del entonces párroco aunque, eso sí, con la condición de que las personas involucradas en tal propósito sumasen al menos un tercio los feligreses de la parroquia, habiendo también aceptado el recorrido establecido por las autoridades para las hermandades del Lunes Santo.
Fotografía Hermandad de Ánimas
