Y aún herido y cansado, tu inmensa grandeza ilumina los corazones del gentío que te observa enmudecido, conmovido… incapaz de ceñirse el costal cirineo para ayudarte a sobrellevar la carga que el destino te ha deparado… camino del Calvario el Rey del Cielo, paso a paso, golpe a golpe martilleando mi espíritu afligido de Pasión y sufrimiento…
En
tu pupila brillan mil lamentos
a
la deriva de tu tragedia.
Como
una lágrima sobre la arena
la
fortaleza que aún te queda
se
diluye lentamente,
y
te asfixia la condena
que
te arrastra en su corriente.
En
el oasis de tu Grandeza
muere
el desierto de la vileza
ahogado
por tu simiente,
...sediento
de tu Realeza
te
acompaño hasta la muerte.
Vía
Crucis al Calvario,
meta
escrita y corolario,
del
poema que has dictado
para
este humilde emisario
que
llora desconsolado.
Guillermo Rodríguez